Capítulo trece

2.4K 222 17
                                    

Mis dedos pasaron por los barrotes coloridos de la cuna mecedora. Me daba tanto recuerdos verla. Lucas había traído de la casa de sus padres la cuna de Lola, además de unas cajas con juguetes de los dos.

Comencé a mecer la cuna aunque estuviera vacía. Cerré los ojos, recordando ese verano de 2004.

Estaba afuera de la casa de Lucas, esperando a que él vuelva del baño cuando escuche el llanto de su hermana. Tiré el auto de juguete al pasto y entré a la casa para ir al comedor donde estaba la cuna y en ella, la bebé.

—¿Por que lloras? —le pregunte. Yo solo tenía cuatro años y no sabía que ella no podía hablar con solo unos meses de vida, casi por cumplir el año.

Ella siguió llorando y lo único que se me ocurrió fue mecer la cuna. En solo unos minutos se había calmado.

Solté mis manos de la cuna al sentir como vibraba mi celular en mi bolsillo. Metí mi mano en mi pantalón para sacarlo y desbloquear la pantalla.

Lola, Lola
<3 🐧

Me di la vuelta. Ella estaba ahí, cerca de la puerta con una sonrisa.

—Estoy enamorada de los pingüinos.

—¿Que?

—Me preguntaste si estaba enamorada de alguien y lo estoy de los pingüinos, y las flores.

—No.

—¿No?

Con ella se tenía que ser específico porque no comprendía tan fácil. Era como Lucas, pero el era un pelotudo y por eso no entendía algo tan fácil, pero ella no. Era distinto.

—¿Estas enamorada de un chico? —me atrevía a preguntar y me arrepentí de hacerlo.

—Ningún chico se enamoraría de mí.

—¿Por qué decís eso?

—¿Por qué decís eso?

—¿Alguien te dijo que nadie se enamoraría de vos?

—Si.

Tenía ganas de golpear a la persona que le dijo eso porque no era cierto. Iván tenía razón en una cosa y era que ella era hermosa. Era la mujer más hermosa que había visto nunca y no se comparaba con ninguna otra.

—Eso es mentira, Lola.

—Ruth...

La sangre me hirvió al escuchar ese nombre después de años.

—Ruth es una pelotuda —casi grite, asustándola. —Perdón, Lola.

Ella se tocó las manos y parpadeó rápido. No me gustaba verla así. Solía tener más cuidado con ella, pero escuchar ese nombre me daba bronca.

—Quiero que olvides todo lo que te dijo porque no es verdad. Ninguna de todas las cosas que salieron de su boca lo son.

—Los chicos no se fijan en mi porque...

—No saben lo que se pierden, Lola. Porque cuando te veo me siento el hombre más boludo por no intentar chamuyarte.

—¿Que?

Me acerqué a ella hasta quedar a un solo paso de que nada nos separe. No sabía que estaba haciendo, me estaba dejando llevar por lo que sentía y eso haría que me arrepintiera después.

—No puedo dejar de soñar con vos y eso me vuelve loco.

Lola, Lola ; Rodrigo Carrera, CarreraaaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora