A pesar de que su padre le dijo que solo encendiera el aire acondicionado de noche para ahorrar energía, Alya lo tenía encendido casi toda la tarde. Sus hermanas menores, Ella y Etta, se habían pasado la tarde amenazándola con delatarla con su papá desde que él pusiera pie en casa, pero al final Alya decidió ser chantajeada y les ofreció paletas de fresa y pasar la tarde en la habitación fresca con ella.
Ella y Etta jugaban con la tableta de Alya. A ella lo que menos le preocupaba en ese entonces eran las manchas de helado derretido que había en la alfombra del cuarto, o los dedos pegajosos que dejaban rastros en la pantalla del dispositivo. No, Alya estaba angustiada por otras cosas. Para empezar, a pesar de su constante comunicación con Bridgette y Adrien, Bridgette nunca tenía nada que aportar y Adrien ni siquiera le respondía. Pensó varias veces en ir a casa de cada uno de ellos, pero la idea se le hacía estúpida y peligrosa. Aunque fuera una situación llena de incertidumbre, tampoco le quitaba sueño, al menos no en ese instante.
Lo que le molestaba tanto era que Nino ya no se comunicaba con ella.
Vale, ella le había pedido —ordenado, gritado, más bien— que la dejara en paz, que dejara de comunicarse con ella, que no la llamara, que no le enviara mensajes. Él la había ignorado por completo por un tiempo, pero ahora había desaparecido totalmente. No había llamadas pidiéndole una explicación, ni mensajes queriendo que las cosas funcionaran. Estaba sola en medio del silencio. Un silencio que ella pidió, pero que no pensó que iba a ser tan cruel.
Su teléfono sonó y Alya casi se abalanzó sobre él, avergonzada. Sintió algo de decepción cuando vio que se trataba de Bridgette y no de Nino, sin embargo, la decepción se transformó inmediatamente en curiosidad. Bridgette no la llamaba desde el ataque de la panadería. ¿Podría esto acaso significar alguna actualización? ¿Una misión? ¿Una pista?
—Brid —dijo, sin aliento.
—Hola. ¿Crees que puedas venir a mi casa? —respondió Bridgette sin tapujos.
—¿Sucedió algo?
—Mejor lo discutimos aquí. ¿Puedes quedarte a pasar la noche?
—No creo que mis padres se opongan a una pijamada en casa de Marinette.
—Excelente. Necesito que traigas unas cosas.
Alya comenzó a trabajar deprisa, sus hermanas ajenas a todo. Empacó rápido, los productos de necesidades básicas podía compartirlos con Bridgette. Le pidió permiso a su mamá, quien se lo dio a regañadientes. Su hija había pasado casi un mes encerrada en su habitación, sabía que había pasado algo pero no quería preguntar; de todos modos Alya le dijo que sería donde Marinette, así que ¿qué tan peligroso podía ser? La señora Césaire ni siquiera sabía que Marinette estaba desaparecida.
Sacó a sus hermanas de la habitación, les dejó la tableta y cerró sin llave.
De camino se detuvo en varias tiendas, siguiendo las indicaciones de Bridgette. Le pidió que llevara comida digna de una pijamada, y que revisara los horarios de varios establecimientos de comida rápida que tuvieran servicio a domicilio. Luego, la lista de Bridgette se volvió extraña. Le pidió que comprara rotuladores nuevos para pizarra, una resma de papel, tachuelas e hilo rojo, pidió específicamente que fuera a un café que se encontraba cerca del canal Saint-Martin a comprar una bebida japonesa enlatada. Pidió un litro de refresco de cola. Lo más perturbador de todo para Alya fue que pidió que comprara ropa interior masculina, y le dijo la talla en específico.
Alya podía cuestionar los métodos de Bridgette, pero sabía que lo pedía para algo en específico que debía formar parte de un plan.
Cuando llegó a la panadería de los Dupain le dolían los hombros. Había tenido que comprar un bulto nuevo para poder camuflar todo lo que le había pedido Bridgette y hacerlo pasar por equipaje.
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¿Quién es Hawk Moth? [#3]
Fanfiction"Ella lo tomó del brazo y le obligó a darle la cara. -¿Dónde está Félix? -le instó-. Adrien, ¿quién es Hawk Moth?"