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Adrien impactó contra lo que supuso era Sabrina con tal de que Marinette y Chloé salieran de allí. Marinette tomó a Chloé y corrió mientras la rubia gritaba del susto. Bajó hasta la panadería tirando de Chloé, y estuvieron muy cerca de irse de boca por las escaleras. Chloé vio cómo Marinette parecía buscar algo, aunque no entendía qué. La panadería estaba cerrada: se habían metido en un callejón sin salida, mientras que arriba Adrien seguro andaba perdiendo los estribos luchando contra alguien que no podía ver.

—Tenemos que salir de aquí —murmuró Marinette, haciendo que creciera la ansiedad en Chloé.

Ella miraba por encima de su hombro, dejando que Marinette la arrastrara por aquí y por allá dentro de la panadería. Era algo inútil: por más que tratara no podría ver a Sabrina si ella iba a atacarlas, su única esperanza era que Adrien estuviera manteniéndola a raya en el apartamento.

De repente Marinette se detuvo frente a las puertas de cristal, casi como si algo del exterior hubiese llamado su atención, manteniéndola embelesada. Chloé tenía miedo a preguntar al respecto, principalmente porque afuera no había nadie. Desde que Hawk Moth hiciera su comunicado muchos parisinos temían salir a la calle, y Chloé supuso que luego de lo sucedido con el señor Haprèle habrían menos transeúntes. No se equivocó.

—Echa para atrás, Chloé —dijo Marinette de repente. Se giró para ver a la rubia y Chloé se estremeció al ver sus ojos azules y llorosos—. Tú sólo sígueme, ¿de acuerdo? Saldremos de aquí.

Soltó a Chloé y ésta tragó saliva. No tenía idea de que tenía en mente Marinette, al menos, hasta que la vio dar unos pasos hacia atrás y volver a fijar la mirada en el exterior de la panadería.

—No vayas a... —comenzó a decir Chloé, pero Marinette no la escuchó.

La chica corrió hacia las puertas y atravesó el cristal, dejando un estruendo y un gran desastre tras de sí. Chloé corrió al exterior no porque eso le había dicho Marinette que hiciera, sino porque Marinette se encontraba al otro lado, tratando de ponerse en pie pobremente.

—¡Eso fue estúpido! —le gritó Chloé.

—Totalmente estúpido —casi sonrió Marinette.

Miró alrededor y observó la calle desierta. No le daba tranquilidad y, a pesar de que el cielo estaba azul y despejado, aquello se sentía como si estuvieran en medio de un bombardeo y estuviera lloviendo ceniza. Marinette podía escuchar su respiración, entrecortada, y sentir fragmentos de vidrio en las palmas de las manos, sus recientes heridas siendo infectadas con la tierra del pavimento. Sintió cómo Chloé la sostenía y la zarandeaba.

—¡La guerra te está volviendo estúpida! —le dijo Chloé—. ¡Pudiste haber tirado una silla, no lanzarte tú!

Totalmente estúpida —repitió Marinette, y Chloé tuvo ganas de golpearse tras pensar que la chica ya no estaba en sus cabales.

Nathalie corrió fuera de la casa y ambas chicas giraron al escuchar sus pisadas. Ella prácticamente arrebato a Marinette de los brazos de Chloé y comenzó a revisar sus heridas meticulosamente, moviendo sus manos con agilidad.

—No entren allí —dijo Nathalie, refiriéndose a la panadería. Su voz sonaba ronca y sus ojos se veían algo perdidos.

Marinette escuchó cómo todos salían de la casa, alterados. Sintió los brazos de Adrien alrededor de los de ella, pero sus ojos seguían clavados en su tía. La manera en la que Nathalie la había sostenido le hizo sentir extraña, casi demasiado familiar, casi como...

—¿Mamá?

—¡Acá estoy! —dijo Sabine, corriendo contra su hija, revisando de manera más delicada las manos de Marinette.

¿Quién es Hawk Moth? [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora