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Ladybug contempló detenidamente a la turba que corría, mientras observaba como otros tantos se quedaban pegados a las pantallas de sus teléfonos. No entendía nada, ¿por qué corrían? ¿Por qué no corrían? ¿Dónde estaba el akuma? Sintió a Le Paôn escurrirse detrás de ella, oculta en las sombras.

Entonces alguien gritó con fuerza y arrojó el celular lejos. De la pantalla de este, que milagrosamente aún servía, salió una figura. Ladybug tragó saliva. La figura le sonrió mientras le apuntaba directamente. Algunos de los que habían estado atentos viendo sus pantallas se percataron de la escena y comenzaron a transmitir en vivo por sus celulares lo que sucedía.

—Ladybug —dijo el akuma—. Soy Audimatrix, y estoy aquí para que me entregues tu miraculous.

—Me temo que tendrás que hacer un cambio en tu agenda, Audimatrix —le dijo Ladybug, atacándola con su yo-yo.

Escuchó la risa de Audimatrix una vez más, sin embargo no la pudo golpear. El akuma ingresó nuevamente por la pantalla y salió por la de otro celular de los transeúntes.

—Yo no trataría de interponerte en mi camino —sonrió Audimatrix—. De no ser que un inocente pague las consecuencias.

Los celulares de lo que aún seguían alrededor comenzaron a sonar y vibrar. Ladybug, algo harta, le arrebató el teléfono a uno de los civiles sólo para ver que había una emisión en vivo de Manon, la pequeña hija de Nadja Chamack y que Marinette solía cuidar de vez en cuando, atada y colgando sobre el río Seine. En la emisión Manon no dejaba de gritar, le pedía a su madre que la bajase de allí.

No —dijo Ladybug, devolviendo el móvil—. Audimatrix es Nadja Chamack.

En ese instante Audimatrix salió por el mismo teléfono que Ladybug había tenido en sus manos segundos antes. Saltó sobre la heroína sin dudar y la sostuvo con un látigo. Ladybug apenas pudo reaccionar, estaba todavía procesando que se trataba de Nadja y que la vida de Manon corría peligro.

—Nadja, ¡debes reaccionar! —le gritó Ladybug.

—No sé de quién hablas —le sonrió Audimatrix.

—Piensa, por favor, entra en razón. Esa niña que está allí colgando, ¡es tu hija, Nadja! ¡Debes recordarla! ¡Es Manon!

A Audimatrix se le borró la sonrisa del rostro, como si estuviera prestándole atención a las palabras de Ladybug. Ella probablemente no lo confesaría nunca, pero no quería pelear; estaba cansada de hacerlo. En ese momento Ladybug realmente deseó que todo aquello acabara de una vez. Quería volver a casa y tomar una taza de chocolate caliente con su tía, escuchar las boberías de Alya y Bridgette, comer la comida de sus padres, poder abrazar a Adrien... Estaba más que cansada. Trataba de buscar una palabra que se ajustara a cómo se sentía pero no podía encontrarla, hasta que vio la angustia en los ojos de Audimatrix, como si al fin estuviera tomando consciencia de la situación.

Descorazonada. Esa era la palabra. Estaba deshecha. De ella sólo se podían ver trozos de lo que pudo haber sido algo completo, como nubes cirrus en un día fresco... o tal vez como hielo roto luego de que alguien lo pisara. Sea como fuese, había perdido la esencia de su alma y parte de su corazón. Sólo tenía un suspiro atragantado en la garganta que se sentía como viento enjaulado en su ser. Sentía que si lo dejaba ir, ya no quedaría nada de ella, así que se aferraba a ese poco viento en ella por mucho que doliera, por mucho que quisiera irse a casa y hacerse la indiferente.

Ella no había pedido ser una heroína, pero lo era, y tenía la responsabilidad de todo un país sobre sus hombros.

Eso no implicaba que las cosas pudieran resolverse sin pelear.

¿Quién es Hawk Moth? [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora