A veces Ámber pensaba que su existencia era graciosa y otras veces increíblemente dramática. De cualquier modo, en cada escenario había tragedia, así que quería pensar que eso la hacía más interesante. Sabía que otros —su terapeuta, quizás— señalarían que no era culpa suya, sino que era la consecuencia de otro y que lamentablemente ella había pagado el precio. Pero ¿hasta qué punto ella podría culpar a su familia? Y ¿hasta qué punto ella podría tomar responsabilidad sobre sí misma? Ella también había tomado elecciones. ¿Cómo podía decir que no era su culpa?
Nunca había captado el especial interés de su madre. Sus memorias más tempranas eran de ella sentada en la alfombra del despacho de André, mientras escuchaba una discusión difusa de fondo. El recuerdo que le seguía era la cara rosada de Chloé cuando era bebé. Siempre estaba gritando, siempre se quejaba por todo. Recordaba a su madre gritándole para atrás a la bebé y luego quejarse diciendo que la otra niña al menos era callada. La otra niña obviamente era Ámber y, a pesar de que era un regaño para Chloé, se sentía bien de vez en cuando que su mamá validara su existencia, aunque fuera a costa de su hermana que no sabía decir ni pá.
Así que, como era de esperarse, Ámber trató de ser buena en todo.
Los elogios que recibía eran constantes, y no era solo por lo linda que era; venían de sus maestros, de la gente de alta sociedad que conocían sus padres, los filántropos y la socialité del momento; las compañeras de clase con las que hablaba lo mínimo para ser amable y nunca lo suficiente para entablar un lazo. No se permitía tener amigas. Nadie era lo suficientemente buena para su madre y por ende nadie era lo suficientemente buena para ella.
André la colmaba de regalos y elogios, y cuando podía —y Beverly lo dejaba— jugaba con ella. Le gustaba mucho el cine y le hablaba de eso a Ámber. En algún momento trató de hacerlo con Chloé pero ella no mostraba el interés que mostraba Ámber, así que era el "algo" que los unía. Debido a eso Ámber tomó clases de teatro y luego se unió a un club de arte digital, pero en el momento en el que Beverly llamó a ese esfuerzo cómo ridículo Ámber desertó. Y así iba con todo, una clase tras otra clase, siempre ganándose los cumplidos de todo el mundo y regalos de André, pero nada de parte de Beverly.
En sus años de adolescencia ya estaba consumida. Su agotamiento mental y físico era demasiado. A veces le costaba —más de lo que quería admitir— tan solo concentrarse en la fecha de ese día, o en una simple suma. Trataba de reírse y disimular, y de repente todo era "ay que graciosa es Ámber, se hace la tonta". Comenzó a dormir todo el día y a salirse de sus clases extra. Durante un tiempo sus profesores se lo dejaron pasar porque ¿Ámber, una holgazana? ¡Imposible! ¿Ámber no sacando buenas notas? Seguro se le olvidó estudiar, seguro está esforzándose tanto en otra cosa que no está cumpliendo en esa asignatura. Pero luego se dieron cuenta que no era así y sus notas comenzaron a bajar, y André tuvo que intervenir. Un pequeño regalo y ¡zas! Ámber seguía siendo la número uno en clase, una carta un poco abultada y ¡boom! no había rastro de que había dejado su examen vacío.
Eso solo hizo que Ámber se sintiera peor.
André ya estaba acostumbrado a hacer ese tipo de cosas por Chloé, quien nunca se había aplicado en nada y había crecido sin un gramo de humildad o decencia. Ámber quien a pesar de todo quería a su hermana, no soportaba compararse con ella. Chloé no se esforzaba por nada, ni siquiera por el afecto de sus padres. André siempre respondía a sus berrinches y cuando Beverly estaba de buen humor le decía lo linda que era y que, obviamente, nadie estaba a la altura de ella. También le decía lo mismo a Ámber, a veces, y siempre con una nota de desprecio que se percibía muy bien.
La única persona con la que se llevaba relativamente bien era con el hijo mayor de los Agreste, Félix, por quien tenía simpatía. Veía algo de ella en él. Ámber apenas le llevaba unos meses y no es que fuera tan inteligente como sabía que él lo era, pero cuando lo veía estudiando a todas horas y veía cómo lo miraba su padre, ella sentía que se estaba viendo a sí misma. Gabriel era la Beverly de Félix. Nada era suficiente y, aunque él era el mayor, había algo implícito en el ambiente que te dejaba saber que él no era el heredero, sino Adrien. Aún así, Adrien no era como Chloé. Era un niño travieso pero era amable y quería a su hermano. A veces a Ámber le costaba creer que Chloé la quisiera, pero ella misma tampoco era muy obvia en esos aspectos. Toda su atención iba hacia su mamá, y toda la atención de su mamá iba hacia Chloé.
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¿Quién es Hawk Moth? [#3]
Fanfiction"Ella lo tomó del brazo y le obligó a darle la cara. -¿Dónde está Félix? -le instó-. Adrien, ¿quién es Hawk Moth?"