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Adrien abrió los ojos lentamente. Sus párpados estaban pegados por las lagañas y todo su cuerpo le dolía. Podía escuchar en algún lugar campanas de viento y una débil luz se colaba por las ventanas. Nunca había dormido en futón y dudaba que pudiese acostumbrarse. Quizás lo que había causado su malestar era la situación en la que se encontraba y no era culpa del futón, pero estaba muy cansado como para ponerse a pensar ello.

Al salir del hospital había recorrido toda la ciudad, estaba seguro de que era así. No había dormido. Dieron las dos de la mañana y él se detuvo en las campanas de Notre-Dame. Plagg comió algo. Adrien se rehusó. Tenía mensajes de Nino y de Chloé, angustiados por él. Tenía unos mensajes pasivos-agresivos de Bridgette y Alya que prefirió no abrir por el bien de su salud mental. Plagg descansó. Adrien permaneció despierto sin saber qué pensar, sólo para descubrir que realmente no andaba pensando, más bien parecía admirar el barullo de los problemas en su mente que él se dignaba a llamar pensamientos. A medio día había decidido ir donde Fu, quien lo acogió sin chistar. Adrien ni siquiera había recordado cuando se había quedado dormido.

—Veo que ya despertaste. —Adrien reconoció la voz de Fu. Lo ubicó en la puerta con una taza de té en la mano.

—¿Qué hora es? —preguntó Adrien.

—Las seis en punto. Ya está amaneciendo. Dormiste mucho.

A Adrien le dolía la cabeza y refutó eso al hecho de haber dormido demasiado.

—Plagg está con Wayzz —informó Fu, a lo que Adrien se limitó a asentir—. Creo que deberías hablar con Marinette. No puedes esconderte aquí por siempre.

—Ese no es mi plan, maestro Fu.

—¿Tienes un plan?

—No un plan muy estructurado, pero...

—No tienes un plan.

—Su fe en mí es impresionante.

—Cierto, ¿no?

Adrien apretó la mandíbula. El humor pícaro del maestro Fu no se le antojaba nada, más bien le parecía inapropiado dada la situación.

—Descuide —dijo Adrien—. Me iré ahora. Estoy seguro de que pronto Marinette recapacitará sus opciones y pensará en este lugar.

—O sea que sí andas huyendo de ella.

—Es lo mejor.

—Creo que tanto tú como yo hemos leído lo suficiente en esta vida para saber que huir nunca es lo mejor.

—Sólo... necesito tiempo.

—No lo necesitas. Lo quieres. Y si vamos al caso, ¿qué es el tiempo?

—¡No dejaré que me de clases de metafísica en un momento como este!

—Sólo estás confundido, Adrien. Eres un joven de 17 años. Es comprensible.

—Tengo 16.

—Cumpliste años en mayo.

—Demonios, Fu, ¿cómo puede saber todo esto?

Fu le dio un sorbo nervioso a su té mientras murmuraba: —Marinette me lo dijo.

Adrien soltó un suspiro ruidoso y llamó a Plagg. Su kwami entró como el que no quiere la cosa, adormilado, exigiendo horas de sueño extra, pero Adrien le dijo que se irían. Tenía una silenciosa petición desde que había llegado a la "guarida" de Fu y sabía que aunque no lo había expresado en voz alta el guardián ya debía sopesar lo que cruzaba por su mente; también sabía que Fu se haría el loco hasta que él se lo pidiera directamente.

¿Quién es Hawk Moth? [#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora