Capítulo 24

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El doctor y sus amigos lo habían dejado solo pues Jimin se los había pedido para poder pensar con claridad.

El miedo que sentía era porque no quería volver a perder a otro cachorro, no se sentía capaz de cuidar de una persona tan pequeña y que dependería al 100 de él.

- ¿Cómo? ¿En qué mome- se calló abruptamente al recordar que hace unas semanas tuvo su celo el cual lo pasó junto a Jungkook y que, por cierto, éste también había entrado en celo pues al ser destinados sus lobos reaccionaban ante el celo del otro.

Sentado en la cama, colocó sus rodilla en su pecho y su cabeza entre éstas mientas soltaba pequeños sollozos "¿Jungkook querrá otro cachorro?" ¿Querrá a SU cachorro? ¿Qué tal si la idea no le gusta? Es decir, ya va a tener uno ¿Y sí nos rechaza?" esos y más pensamientos eran los que rondaban la cabeza del omega.

En eso sintió un fuerte dolor en el abdomen y comenzó a entrar en pánico, así que entre llantos llamó al doctor y éste rápidamente fue a atenderlo.

- Tranquilo, debe de estar tranquilo, aquel dolor que sintió fue su cachorro, recuerde que a pesar de tener poco tiempo su cachorrito ya siente y si usted tiene dudas sobre el bebé puede tomarlo como rechazo y ocasionar un aborto, así que por favor, traté de estar tranquilo y no tener dudas o pensamientos que dañen al cachorro...a no ser que usted no quiera - fue interrumpido por un grito del omega.

- ¡No! No diga eso por favor, si lo quiero es solo que...olvidelo, haré caso a sus cuidados.

- Doctor ¿puedo ir a ver a mi alfa? Por favor.

- Claro, solo ten cuidado, si quieres puedo decirle a una enfermera que te lleve en silla y cuando quieras te vendrá a dejar.

- No, no se preocupe, puedo ir solo, gracias doctor. - dijo Jimin al mismo tiempo que se levantaba de la cama dispuesto a ir a ver a Jungkook.

Una vez parado frente a la puerta de la habitación de Jungkook, tomó un fuerte suspiro y la abrió, encontrándose a su alfa acostado y dormido, con una gesto lleno de paz pero pálido debido al envenenamiento que sufrió.

Tomo asiento en la silla que estaba a lado de la camilla y colocó su mano en la mejilla de su esposo mientras le brindaba leves caricias.

- Hola amor, no sé si me escuches o no pero quiero que sepas que te amo mucho y que todo está perdonado, sé que nada es tu culpa y te pido perdón por dudar de tí y por meter a esa loca en nuestras vidas.

- También te amo. - dijo débil el alfa quien mantenía los ojos cerrados.

Tʀᴀɪᴄɪᴏ́ɴ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora