Capítulo 27.

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Ima give you the world
Ima buy a diamond ring for you
Ima sing for you
I'll do anything for you to see you smile
And if that mockingbird don't sing and that ring don't shine
Ima break that birdies neck
I'd go back to the jeweler who sold it to ya
And make him eat every carat don't fuck with dad

Eminem—Mockingbird




—Escúchame bien, tenemos que salir de aquí—La mayor miraba a todas partes con precaución agachándose ante la pequeña quien la miraba con temor—¿Qué te sucedió? ¿Y esta...ropa?¿De donde la sacaste?

—Unnie...

—¡Ahí están! ¡Atrápalas imbécil!—La voz enfadada de un hombre resonó por aquel conjunto residencial vacío alertando a algunos vecinos y a las pequeñas que echaron a correr nuevamente—¡Si se escapan el jefe nos matará!

Seul no podía llorar más, el dolor era tanto que había desaparecido por completo y solo tenía una cosa en mente. Sobrevivir. Por otro lado, Hael no podía detenerse un solo minuto, sabía que si lo hacía tanto su vida como la de la pequeña mocosa se irían por el caño, literalmente. Había escuchado a esos hombres hablar sobre como deshacerse de la menor, ya que a ella no la necesitaban.

—¡Maldición, son rápidas!—La voz de otro hombre se escuchó más cerca y las pequeñas comenzaron a desesperarse—¡¿En qué momento escapó la otra mocosa?!

La mayor continuó corriendo hasta que vió una puerta abierta y una mano que las llamaba insistentemente. Reforzó su agarre en la mano de la más pequeña y dobló para alcanzar a aquella persona, pero un paso en falso hizo que su tobillo se doblara y por la velocidad no pudo evitar golpear su pequeña cabeza contra el pavimento. La sangre se desplazó por su frente y un dolor agudo encontró la parte trasera de su cabeza, su visión se tornó borrosa y lo último que pudo alcanzar a divisar fue la cara de horror de aquella pequeña arrodillándose a su lado.

—¡HAEL UNNIE!


(...)

—¡AAAHHH!—La pelinegra se levantó con la mano en el pecho mirando a la oscura habitación vacía y su corazón latió más rápido. Lo odiaba, odiaba tanto aquellas pesadillas en las que estaba con esa niña huyendo de aquellos hombres, siempre despertaba abruptamente y luego tenía dolor de cabeza en todo el día—Maldición.

Se levantó y tomó un poco de agua de un pequeño refrigerador que tenía en su habitación. Odiaba andar a esas horas por las escaleras para ir a la cocina así que era más simple tener el aparato con ella. Bebió de aquel vaso sintiendo como su garganta se lo agradecía y sus músculos se relajaban puesto que aún estaban tensos, sintiendo un peligro inminente.

—S-señora enojona—La pequeña figura que se asomaba por la puerta hizo que derramara el agua sobre su cara pijama. La miró con el ceño fruncido pero al observar los ojos llorosos de la niña su pecho se apretó nuevamente—¿P-puedo dormir con usted? Tuve una pesadilla.

Asintió sin decir nada y miró el reloj que estaba sobre el nochero.

2:45 AM

La empresaria entró al baño a cambiarse luego de haber visto a la pequeña acurrucarse entre las suaves mantas de seda, la misma textura de la pijama que estaba a punto de ponerse. Odiaba el frío que dejaba la ropa mojada en la piel. Se miró al espejo y suspiró con cansancio. A pesar de que habían pasado unas semanas desde que salió de retención seguía teniendo algunos moratones en el rostro dado que su piel era particularmente delicada.

The mouse and the cat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora