—Llegamos, señorita El.
Bajé del auto con mi ratón en mis brazos, me certifiqué de que seguía dormida porque su respiración era relajada. Seguí derecho hacia mi habitación, pasando por el gran living y subiendo las escaleras, la recosté en mi cama, balbuceó algunas incoherencias y se relajó abrazando una almohada. La observé, parecía tan frágil que mi corazón se encogió un poco, deseaba desesperadamente protegerla, y me encargaría de ello.
Mi habitación era bastante gigante, con una cama King size y varios muebles por todo el lugar, me gustaba sentarme a estudiar en ellos con solo la luz de una pequeña lámpara, aunque mi habitación era toda oscura de por sí, la cama era negra, los muebles también, e incluso el tapizado de las paredes lo eran. Amaba el color vino tinto y el negro, todas las cosas que alguna vez tuve en mi vida eran de dicho color, la mayoría de color negro, por supuesto, pero no se perdía en ocasiones algo de vino tinto por algún lugar.
Salí de la habitación luego de asegurarme de que estuviese bien abrigada y me encontré con tres de mis hombres en el living, tomé asiento en uno de los sofás y los miré detalladamente. El de la izquierda era Jeon, un ex militar que fue retirado por cuestiones de corrupción que nunca cometió, era bastante extrovertido y a veces me acababa la poca paciencia que tenía, pero era divertido. La de en medio era Da Mi, una chica que rescaté de uno de mis socios quien iba a venderla a un bar de prostitutas en Rusia, era una chica simpática y muy inteligente, aunque solía tener un carácter bastante fuerte. El tercero era Samuel, era un ex policía que estaba buscando quien pudiera darle venganza al asesinato de su familia, no había nadie mejor que yo para ello.
—Señorita— dijo Samuel —¿Podemos saber quien es la dama en su alcoba?
Alcé una ceja — ¿Por qué eres tan formal?¿Me estás viendo la cara de princesa?
Vi a Jeon intentar ocultar una sonrisa, cosa que fue en vano y terminó largando una gran carcajada que se me contagió rápidamente, ellos siempre sabían como hacerme reír, en algunas ocasiones era vergonzoso.
—Señorita Hael —Dijo Da Mi, llamando mi atención —Me acaban de informar que encontraron el apartamento que pidió, necesitan que vaya ahora mismo a firmar el contrato, porque la persona de bienes raíces debe viajar a estados unidos dentro de unas horas.
Negué — No puedo irme, pídele a Clío que lo haga, además avísale que tiene que estar aquí en menos de dos horas, necesito hablar con ella - asintió y me levanté para subir de nuevo a la habitación — Ah, y dile a Jones que mañana venga a mi oficina.
Empezaba a darme dolor de cabeza y odiaba cuando eso sucedía, cosa que era a menudo, intentaba dormir pero las pesadillas no lo permitían, creo que la última vez que dormí fue hace menos de una semana y eso empezaba a cobrarme factura. Me cambié por una pijama un poco corta y me acerqué a su lado.
—Lo siento mucho, ratoncito — un gran bostezo se escapó de mi boca — Me acostaré a tu lado para cuidar tus sueños, no porque esté a punto de caerme de lo mismo, mhm.
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The mouse and the cat.
Ficção Adolescente«¿Quien es la presa? ¿Quien es el cazador?» Kang Hael pensaba que no había nadie tan encantado con alguien como ella lo estaba por esa coreana de ojos oscuros y tímidos. Las múltiples heridas en su cuerpo y su inhabilidad de hablar le advirtieron ta...