Capítulo 11.

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(A)

Este episodio contiene puntos de vista de varias personas.

Seul.

—¿Frío?—pregunté, incrédula—¿Acabo de asesinar a alguien frente a ti y tu madre, y me dices que te preocupa que tenga frío?

Se rascó la nariz de forma incómoda y evitó mi mirada, eso debió haberme dado señales de que algo andaba mal, pero lo ignoré porque la ira que sentía en el momento era más grande incluso que mi amor por ella.

Oh, sí, estaba enfadada, muy enfadada. Ella había dejado que esa desgraciada la tocase y encima la había abrazado mientras ella se quejaba sobre mi, ¿Cuál era su problema?

Respiré profundo dándole la espalda, y pude sentir como llegaba más cerca y extendía su mano para mi.

—Cariño, esto es algo que puede pasar a veces, no deberías preocuparte mucho...

No estaba sorprendida, sabía de sus negocios sucios, y como el para ella matar a alguien que lo merecía no era un cargo de conciencia. La miré a los ojos por unos cuantos minutos, observando cómo se ponía nerviosa bajo mi mirada, ignoré su mano y volteé mi atención a las mías, arrepintiéndome al instante de lo que había hecho.

¿Cómo pude dejarme llevar de esa manera? Debí haberme contenido y haberla matado cuando nadie pudiese observarlo, ahora seguramente su madre no dejaría que me acercase ni un solo centímetro a Hael, de eso estaba segura.

Entré al auto, que estaba un poco cerca de mi ubicación y recosté la cabeza en el asiento mirando hacia la ventana. Pronto sentí como ella repetía la misma acción.

—Tu madre debe estar en pánico, iré a la cárcel.

—Mi madre está bien— dijo — extrañamente bien de hecho — la escuché murmurar con el ceño fruncido y puse toda mi atención en ella —Pero, ¿Por qué suenas tan calmada cuando dices que irás a la cárcel? ¿No deberías estar aterrada cuando se supone que has matado a alguien?

En el momento, mi mente estaba dividida en tres partes, una de ellas estaba pensando en lo que había pasado hace unos cuantos minutos, la otra lo estaba en como podía salir de esta situación, haber matado a alguien no era tan fácil de esconder, tarde o temprano las personas notarían la ausencia e irían a denunciarla a la policía, eventualmente se abriría una investigación y terminaría en la cárcel siendo violada por un gran grupo de lesbianas acosadoras.

Aunque, no estaba muy lejos de lo que me sucedería algún tiempo después.

Lo tercero en lo que pensaba, y sé que era inaudito, era en lo caliente que se veía mi prometida a mi lado, con una cara neutra pero con un eje de preocupación en sus hermosas facciones, mirándome fijamente.

—¿Estás segura que estás bien, Seul? Yo me encargaré de todo, no irás a la cárcel.

Mordí mi labio, tal vez era porque mi periodo estaba por llegar y por eso estaba altamente sensible, pero rápidamente las lágrimas se acumularon en mis ojos y pronto estaba llorando como un bebé. Ella no supo como reaccionar y solo se quedó mirándome asustada, había perdido el control que tenía sobre sus expresiones y eso me hizo llorar aún más.

—¿P-por qué me llamas por mi nombre? ¿Eh? ¿E-estás enojada conmigo por no dejar esa zorra te tocara, cierto?

Fue como si se prendiese una bombilla en su cabeza y se acercó lentamente a mi, corriendo mi cabello que parecía de repente tan desordenado que incluso me dio vergüenza por mi misma.

The mouse and the cat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora