La respiración de Seul era pasmada y metódica, neutral, casi como si estuviera en el país de los sueños teniendo el más dulce de ellos en su mente.
Pero no era así.
No estaba soñando.
Ni siquiera estaba dormida.
—¿Cómo estuvo?
—Fue un trabajo fácil.
Asintió, mirando la pequeña USB entre sus delicados dedos con detenimiento.
—¿Te aseguraste de que toda la información estuviera aquí—Levantó la vista—Shion?
La pequeña mujer en el sofá tembló con temor y asintió rápidamente, iba a matar a su hermanos por haberla dejado ir sola a entregar el trabajo a esa mujer tan aterradora, podía ver sus ojos vacíos desde el sofá en el que se encontraba sentada y la idea de que estuvieran sobre ella hizo erizar cada uno de sus vellos.
—S-sí, señora. Mis hermanos y yo nos aseguramos de que nada haya sido enviado ni transferido a ningún lugar.
Seul asintió nuevamente observándola con curiosidad. Apoyó su mentón en la palma de su mano y dobló la cabeza lentamente mientras su ceño se fruncía con profundidad.
—¿Donde están Beatrice y Elihaj? ¿Les dió miedo conocerme?
La pequeña negó fervientemente, con consciencia de que la mirada sobre ella podía despellejar su alma en solo segundos si se atrevía a decir una sola mentira.
—N-no señora. Bea se fue de viaje en seguida a visitar a su familia y Elihaj suele desaparecer por cortos periodos de tiempo.
La más alta frunció el ceño con suavidad—¿Por qué estás tartamudeando, Shion?—Miró a la británica curiosamente, esta había empezado a temblar de forma inevitable. Aquello pareció ser indeleblemente gracioso para la coreana que lanzó una pequeña risa y se levantó de su silla con una elegancia que dejó pasmada a la extranjera, ¿Cómo es que su jefa era tan malditamente caliente? Cada poro de su cuerpo gritaba que se alejara rápidamente de la mujer que se acercaba de forma amenazante hacia ella, pero estaba paralizada por el miedo para que esa idea siquiera llegara a su mente—¿Acaso estás mintiéndome?
Para la joven el mundo se tornó oscuro cuando esas palabras salieron de la boca de su jefa, solo significaba que empezaba a desconfiar de ella, no podía permitirselo. Su vida y la de sus hermanos pendía de un solo hilo que la mujer frente a ella podía cortar con una de sus afiladas uñas sin sentir remordimiento alguno y ambas lo sabían, Shion pudo verlo en el resplandor macabro que pareció en los ojos de la mayor mientras se inclinaba muy cerca de su rostro con una sonrisa calientemente aterradora.
Heo Yiseul disfrutaba el temor de las personas.
—No, señora Kang—La saisfacción que apareció en el rostro de su jefa la hizo suspirar de alivio, siempre podía recurrir a llamarla de esa forma para calmar a la bestia que quería comer su cabeza por haber sido una idiota mostrando lo nerviosa que estaba en realidad. No podía arruinarlo nuevamente.
Yiseul asintió, mirando con cuidado hacia la puerta, una sonrisa se dibujó en su rostro al reconocer los pasos que se acercaban a su oficina—Está bien Shion, pero dile a tus hermanos que no estoy demasiado feliz con el hecho de que te hayan dejado venir sola aquí cuando claramente fue una misión que le asigné a los tres, ¿Perdieron sus modales?
La más pequeña tragó en seco ante la mirada molesta que la persona frente a ella le proporcionó junto con una sonrisa aterradora y asintió como pudo, preparándose para salir de aquella oficina y arrancarle los ojos a sus imbéciles hermanos que habían hecho enojar a su hermosa señora.
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The mouse and the cat.
Teen Fiction«¿Quien es la presa? ¿Quien es el cazador?» Kang Hael pensaba que no había nadie tan encantado con alguien como ella lo estaba por esa coreana de ojos oscuros y tímidos. Las múltiples heridas en su cuerpo y su inhabilidad de hablar le advirtieron ta...