Hael pov.
—Madre, no es necesario que hagas esta fiesta, aún estamos a tiempo de cancelarlo todo — Hael se dirigió a la mujer de cabello oscuro mientras suspiraba y tocaba el puente de su nariz, quitó sus gafas mientras salía de su oficina con su madre pisándole los talones, tenía tanto trabajo que pensar en una fiesta ahora le revolvía el estómago de una forma definitivamente para nada agradable.
La mujer rodó sus ojos con fastidio, a veces no soportaba a su hija mayor.
—Todos ya están en la fiesta Hael, eres la única que no lo está, ¿No te parece grosero con tus empleados? Se han esforzado demasiado en mantener tu empresa a flote para ti. — La acusó. —Ahora ve, pensé que odiabas llegar tarde.
Un pequeño tic se hizo presente en sus ojos, ante la insistencia de su madre no le quedaba otra alternativa que ir a esa patética fiesta con gente de clase baja.—Muy bien, pero si voy es porque prometiste no más citas a ciegas durante el siguiente año, estar entre tantos niños engreídos me da úlceras.
La mayor sonrió con burla hacia su hija.
—Te dije que no me importa si es alguien con dinero, solo quiero que tengas un buen esposo y una hermosa familia, es todo lo que tu padre quiere también, no tienes razones para quejarte, eres quien decidió que quería casarse con alguien rico — Le recriminó — Quiero que aprendas a mirar el amor más allá del dinero, que busques la felicidad, lo que sea que te haga feliz para papá y para mi está bien.
Hael rodó sus gatunos ojos con molestia, odiaba lo cursi que llegaban a ser sus progenitores.
Subió rapidamente a su auto, evitando la aún mirada burlona de su madre, y emprendió su ruta hacia el lugar que seguramente la coreana mayor había elegido para hacer su ostentosa fiesta. Suspiró. Se sentía tan cansada y tenía tanto trabajo acumulado que su dolor de cabeza aumentaba con cada inhalación, pensaba entrar por diez minutos y luego irse a casa y caer dormida en su sofá, después de todo nadie la querría ahí de todas formas. Parpadeó mientras revisaba su iPad, no entendía como era que el trabajo se le había acumulado teniendo tres secretarias a su servicio.
Miró hacia un lado con el ceño fruncido observando lo impasible que se notaba su primera secretaria y mejor amiga mientras la mantenía al tanto de toda la tortura que la esperaba.
La empresaria levantó la mano y su secretaria guardó silencio — Clío, ¿Puedes ver estas ojeras?¿Las ves? Si sigues hablando moriré y serás la culpable.
—Muere entonces, no voy a detenerme, luego me reclamarás porque olvidaste lo que ya te dije —Dijo conociendo perfectamente a su jefa, cerró aquel aparato y recostó su cabeza en el asiento del coche con cansancio, un bostezo se escapó de su boca, ambas estaban exhaustas.
Hael rodó los ojos.
—Como sea — Habló como pudo observando los documentos que recién le habían llegado, a veces odiaba su trabajo — Mantenme informada de los trámites para el proyecto R.A.V
Al llegar al lugar de destino (que no tan sorprendentemente resultó ser su propia casa) miró por la ventana del auto con desconcierto.
—Clío, ¿Quiénes son todas estas personas? ¿Mi madre invitó a medio país?
—Lo hizo — Respondió revisando algo en su iPad — Y dijo que podían traer un acompañante.
—Un día va a matarme de la ira. — Murmuró para si misma mientras entraba siendo anunciada como si fuera la jodida reina de Inglaterra.
— ¿Quién carajos contrató a este hombre de considerable edad?—Preguntó con el ceño fruncido— Parece que en cualquier momento fuese a morir por un cáncer de garganta o un ataque al corazón, eso sería un problema.
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The mouse and the cat.
Novela Juvenil«¿Quien es la presa? ¿Quien es el cazador?» Kang Hael pensaba que no había nadie tan encantado con alguien como ella lo estaba por esa coreana de ojos oscuros y tímidos. Las múltiples heridas en su cuerpo y su inhabilidad de hablar le advirtieron ta...