Capítulo 22.

97 13 1
                                    

Guilty or innocent
My love is infinite, I'm giving it

No need for prisoners

(All for us—Labrinth, Zendaya)

(All for us—Labrinth, Zendaya)

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Disculpa?

Yiseul me miró impasible, no estaba acostumbrada a ver a alguien hacer ese rostro hacia mi por lo que no sabía cómo debía reaccionar.

—La niña que tienes en casa de tu madre—Su voz neutra fue una puñalada hacia mi pecho— Debes entregarla a los servicios sociales, fue el trato que hice con la capitana Choi. Aunque emitió una orden por secuestro de menores parece ser falsa porque nadie más sabe que la niña está ahí, aún así, me dijo que si no la entregabas haría una real y esta vez no te saldrías con la tuya fácilmente.

Abrí los ojos en conmesura quedándome helada por un minuto, mi mente se había quedado paralizada en el momento en que la vi despierta luego de casi medio mes, olvidé el detalle más importante de todos: Su hermana y mi ridículo plan.

Volteó su cuerpo completamente hacia mi y por primera vez no pude ver nada en sus expresivos ojos, se veían cansados y quise darme un tiro por ello, era mi culpa, todo esto lo era, si tan solo hubiese sabido que había despertado habría hecho lo que fuera para que no apareciese en esta estación buscando por mi, ellas no debían conocerse y debía permanecer así, al menos hasta que me deshiciera de aquella fastidiosa mujer.

Sus hermosos ojos me miraron buscando algo en mi rostro y relaje todas mis expresiones, ya había visto mi forma de reaccionar por lo que probablemente sabía todo lo que estaba pasando. Su mandíbula se endureció y su mirada se tornó oscura observando con detalle mi cara maltratada, aún así se acercó suavemente y depositó un beso en mi frente, sus suaves labios se acercaron a mi piel y me congelé en mi sitio, era un gesto tan intimo y cariñoso que nunca había recibido por parte de nadie, nisiquiera de mi madre.

—Cariño, yo...

—Ve a casa—Susurró antes de darme un pequeño beso—Hablaremos cuando llegue, lleva allí a la niña, necesito verla.

Asentí y con una incómoda sonrisa se alejó y entró en aquel lugar, estuve a punto de correr tras de ella si no fuese por una mano que se alojó en la mía y me jaló de vuelta al auto, volteé malhumorada pero mi mirada se relajó al ver a mi mejor amiga mirarme con interés. Bufé.

—Entre al auto—Ordenó—Tenemos que ir a por Elliotte, y debe darse una ducha.

No dije nada y me senté de mal humor ignorandola el resto del camino, sabía que tenía que hablar conmigo pero no podía importarme menos, nunca me había enojado con ella antes pero el que haya dejado que aquella venenosa mujer me tuviera retenida sin hacer nada por una semana entera se plantó como una semilla rencorosa en el fondo de mi alma, ni siquiera la miraría de ahora en adelante.

The mouse and the cat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora