—Ya veo.
Caminamos en total silencio. Habían muchas familias en aquella feria y muchos padres con sus pequeños hijos. La mocosa miraba a todos aquellos niños con una sonrisa triste y mi corazón se rompió un poco. Tal vez vivir con una enferma como yo no era una familia normal para ella, pero sinceramente no podía ofrecerle mucho más, ella tampoco había sido criada como la mayoría de los niños así que tampoco sabía lo que necesitaba, siempre estuvo encerrada bajo el cuidado de su abuelo y dudo mucho que pudiera experimentar el mundo exterior. Ahora que su identidad era un secreto podía disfrutar todo aquello aún más, por supuesto que con demasiado cuidado solo que no tanto como antes. Todos pensaban que cada miembro de la familia estaba muerto, y era mejor que se quedara de esa manera.
—¿Aún nos siguen?
Asentí—No son tan disimulados, seguramente los envió Seul.
Entornó sus ojos hacia mi y fruncí el ceño, ¿Cuál era su problema?
—¿Tu novia confía tan poco en ti que manda a tres idiotas a seguirte?—Estaba incrédula—Debes ser una mala novia.
Apreté los dientes, con ganas de soltar a aquella impertinente y dejar que cayera con un ruido sordo al piso. Lo que dijo debería haberme hecho sentir mal, pero estaba acostumbrada a que Seul quisiera saber todo de mi, se había vuelto tan paranoica desde que descubrió lo de Haneul que debía reportarme cada hora solo para que ella supiera que no estaba de nuevo en la cárcel.
—No me imagino que pasaría si se encontrara con tu secretaria coqueteando contigo de aquella forma descarada—Rió con sorna—Debiste haber pensado mejor donde te metías.
Rodé los ojos preguntándome en que momento había aprendido aquellas palabras, su coreano había mejorado con plenitud y francamente me sorprendía que pudiese comunicarse de forma clara y concisa. Los primeros días no podía siquiera pedir un vaso de agua, lo que me resultó raro, siendo que su madre era coreana y por ende conocía el idioma a al perfección.
—Eres tan insoportable.
Bajé a la mocosa de mi pecho, se quejó pero la ignoré dándome la vuelta para dejarla ahí tirada y que se regresara caminando con esos cortos pies, al hacerlo pasaron dos cosas; la primera es que me choqué con un pequeño cuerpo y la segunda que dejé caer mi teléfono y se rompió. Ahí iba mi orden de reportarme cada hora, gemí al imaginarme el rostro de la mujer que me esperaba en casa al regresar. Abrí la boca para quejarme pero la persona que había hecho caer volvió a tropezarse y cayó nuevamente sobre mi, su rostro a pocos centímetros del mío.
—Oh, oh—Escuché una risa detrás de mi y volteé a ver a Elli, quien me miraba burlona—Creo que sí vas a tener problemas.
La miré confundida pero todo tomó sentido cuando miré a quien tenía entre mis brazos, una larga y castaña cabellera cubría mi rostro y unos ojos rasgados encontraron mi mirada, los conocía, no pude moverme, pero ella si lo hizo.
—¿Señorita Kang? ¡Oh, Dios mío!—La pequeña mujer se levantó abruptamente para luego empezar a hacer repetidas reverencias con una cara de terror absoluta—¡Lo siento mucho! ¡Merezco morir!
Alce una ceja ante Suni, la secretaria suplente de mi mejor amiga, quien siguió aquel movimiento lentamente con sus ojos—Entonces muere.
La joven me miró con su cara pálida y empezó a negar frenéticamente—N-no puedo morir aún. Necesito comprarme un apartamento, irme de casa de mis padres y-
Inevitablemente me reí causando que ella detuviera su discurso, la miré sonriendo, por alguna razón esta niña me causaba mucha gracia, la suficiente como para olvidar que habían cuatro pares de ojos mirándome con recelo. Un par de manos agarraron mi cintura en cuanto me levanté, miré con confusión hacia abajo para ver al pequeño demonio mirando a la mujer frente a mi con claro desagrado—Mami, ¿Quién es ella?
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The mouse and the cat.
Подростковая литература«¿Quien es la presa? ¿Quien es el cazador?» Kang Hael pensaba que no había nadie tan encantado con alguien como ella lo estaba por esa coreana de ojos oscuros y tímidos. Las múltiples heridas en su cuerpo y su inhabilidad de hablar le advirtieron ta...