Capítulo 25

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—No creo que sea prudente lanzar un producto ahora—Comenté—Las acciones de la compañía han estado bajando, ¿Por qué no lo han solucionado?

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—No creo que sea prudente lanzar un producto ahora—Comenté—Las acciones de la compañía han estado bajando, ¿Por qué no lo han solucionado?

Todos en la sala bajaron la cabeza y apreté mis labios de disgusto, las acciones de la compañía han bajado bastante desde que tuve aquel inconveniente con la maldita policía, habían pasado al menos dos semanas desde que salí y no había podido estabilizar este maldito lugar porque mi madre salió hacia américa por alguna razón y me dejó sola con los viejos retrógrados que son sus socios.

—Llamen a marketing y a la firma, quiero una reunión en media hora—Fue lo último que dije antes de entrar a mi oficina y cerrar las puertas con claro enfado, no estaba de humor para soportar a nadie y el palpito en mis sienes iba considerablemente en aumento, era algo que pasaba a menudo luego de haberme desmayado y aún más con el estrés que cargaba encima.

Me recosté en el gran sillón y cerré las persianas que bloquearon mi vista de la gran ciudad de Seul, aún nevaba y el frío seguía calándose en mis huesos, odiaba el frío con toda mi vida por alguna razón, al igual que las ratas, no podía soportar la siquiera idea de ver una de ellas o tendría un fuerte ataque de pánico, algo similar a lo que pasó hace unos días.

Flashback

¿Seul?—Grité desde el ático recibiendo un "¿Qué?" Como respuesta. Mi piel se puso china, seguía enojada conmigo, estos días se le veía estresada y dormía muy poco—¿Has visto a Elliotte? Necesito que me ayude con algunas cosas.

"No la he visto" Se le escuchó desde el piso de abajo, seguramente estaba en la cocina practicando con mi nana de nuevo, le daba odio no saber cocinar por alguna razón y todo el día estaba haciendo recetas nuevas.

Suspiré con irritación, necesitaba algunos repuestos para seguir haciendo mis pinturas, llevaba en ello desde hace algunos días y se me acabaron los insumos—Veamos...¡Auch! ¿Qué—Un gran libro me cayó en la cabeza y lo miré de mal humor—Nunca había visto esto antes—Susurré examinándolo, seguramente mi madre lo había empacado junto con la mudanza.

Me puse de pie con la infinidad de cajas a mis pies y miré el libro con confusión, jamás lo había visto en mi vida, era negro con dorado y tenía en grandes letras rosas y en un ridículo decorado el nombre "Yiyi's Diary"

Casi me río por el infantil nombre.

Abrí la tapa y tosí fuertemente ante todo el polvo que traía, luego de limpiarlo un poco pasé mis dedos por la suave textura de aquellas hojas, si bien el diario parecía ser muy viejo se conservaba bastante bien, excepto por algunas mordeduras de alguna cucaracha. Temblé de desagrado y lo solté antes de poder leerlo.

Me quedé de pie mirando en que caja podrían estar mis pinturas traídas de Venecia, no me gustaba pintar con cualquier cosa barata, arruinaban la estética de mis bellas obras de arte.

—Tal vez estén...aquí—Tomé una de las pequeñas cajas y la abrí con cuidado, suspiré al ver allí lo que necesitaba—Por fin, llevo horas en esta pocilga.

The mouse and the cat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora