Capítulo 19.

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—Yuna—Seul se encontraba ajetreada con demasiado trabajo—¿Puedes entregarme los registros contables de la empresa los últimos cinco años?

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—Yuna—Seul se encontraba ajetreada con demasiado trabajo—¿Puedes entregarme los registros contables de la empresa los últimos cinco años?

La menor se tensó tanto que a Seul resultó sospechoso, no estaba pidiendo demasiado, en realidad necesitaba esos papeles, estaba viendo demasiadas fallas en los ingresos de la empresa, realmente no le gustaba para nada pensar que había alguien tan estúpido desviando dinero de manera tan obvia, su novia podía estar en peligro con ello ya que podía ser acusada de malversación de fondos, la idea le hizo dar un escalofrío y rápidamente afiló su mirada a la pequeña mujer que parecía querer esconderse en las piedras.

—Sunbae—dijo acercándose temerosa—A ninguno de aquí se nos permite ver los registros contables, la señorita nos lo tiene prohibido.

No tenía sentido que su jefa/novia no permitiese que su equipo legal revisara aquello, era como un auto suicidio tratar de llevarlo ella sola.

—¿Hael? ¿Cómo es eso posible? Es ridículo.

La joven asintió—Puede ir con el contador si lo prefiere, pero le dirá lo mismo.

Empezaba a dolerle la cabeza, habían pasado varias semanas desde que llegó borracha a las tres de la mañana y había estado sintiéndose mal todo ese tiempo, claro, nadie lo sabía, ella necesitaba adelantar todo el trabajo que había dejado de lado, no podía permitirse el descuido por más que ya casi fuera parte de aquella familia chaebol.

Hablando de aquello, y siendo que habían pasado casi tres meses desde que se "comprometió" no habían una mínima noticia de su boda, nadie la mencionaba siquiera por error, bueno, nadie además de su suegra quien todos los días le preguntaba cuando sería la esperada fecha, su prometida no decía una sola palabra cuando la mujer preguntaba aquello, solo miraba a lo lejos con algo ausente. Otra cosa, era que no había podido ir a visita la casa de su suegra, por alguna razón Hael siempre la distraía de ir allí o le inventaba algún tipo de excusa para que no ingresara, empezó a pensar lo peor, ¿Era posible que tuviese a otra chica a escondidas y que su suegra supiera aquello? Tal vez esa mujer estaba ahí y por eso no la dejaban entrar.

—Saldré a tomar aire—dijo a su compañera quien asintió, volviendo a enfocarse en su propio trabajo.

Salió de aquella gigante oficina y se dirigió al piso número 30, al llegar todos los guardias que estaban cargados de un gran cantidad de armas le hicieron reverencia, mentiría si dijera que no se sentía incómoda con aquello, desde que su novia reveló su relación ha tenido algunos cuantos chismes y malas miradas, pero también ciertos privilegios que no le gustaban para nada, siempre había estado acostumbrada a trabajar por lo que quería y que se lo dieran sin merecerlo la hacía sentir como una inútil, aunque realmente no había nada que pudiese hacer pues su caprichosa prometida no daría chance a que fuera tratada como una trabajadora más, era imposible en su mente que la próxima esposa de la jefa fuera tratada igual que los demás.

The mouse and the cat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora