Capítulo 9.

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—Negro

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—Negro.

—Azul.

—Negro.

—Sin sexo por dos semanas.

—Por eso dije que azul — reí nerviosa.

Estaba en casa de Seul, era un lugar no tan pequeño, de hecho era del tamaño de mi living room.

Hace algunos días que sucedió lo del centro comercial, nuestra relación ha avanzado bastante, creo que se siente más cómoda ahora a mi alrededor, ya que ella solía ponerse muy nerviosa cada vez que le dirigía la palabra, seguía siendo extraño para mi. Estábamos en su casa porque me pidió ayuda sobre que ponerse para el almuerzo con mi madre que, sí, era el día de hoy y yo estaba que o podía de los nervios, mi familia era un tanto...especial, y nunca les había presentado oficialmente a alguien, seguramente se volverían locos sobre ella haciéndole preguntas incómodas.

Quise pasar los días que quedaban antes de la cena con ella, y aunque a la mañana siguiente de lo que sucedió en mi casa ella se había ido, la encontré al día siguiente en la empresa, se puso a cargo con sus deberes, era bastante aplicada e inteligente y resolvía todo de manera perfecta, honestamente me quedé un poco sorprendida.

—¿En qué piensas? — dijo, acercándose a mi y dándome un pequeño beso — Has estado un poco seria toda la mañana.

La observé atentamente, las cosas habían ido bastante rápidas desde que mi madre me pidió llevarla a comer con nosotros, no la conocía del todo bien pero seguía estando tan obsesionada por ella como la primera vez que la vi.

—Nada, son tonterías — la abracé — ¿Estás segura de que quieres ir? Mi familia no es normal.

Rió suavemente — Según lo recuerdo, me dejaste con las ganas en tu oficina justo después de obligarme a decirte que sí, y ayer te prometí que iría contigo — me miró a los ojos — Yo jamás rompo una promesa.

Un escalofrío me recorrió de forma aterradora. En ese momento no tomé sus palabras en serio, pensé que solo lo decía por la situación, pero debí haber sabido, aún con lo poco que la conocía, que mi ratón siempre hablaba en serio cuando se trataba de mi, ella nunca rompía una promesa, y tal vez fue eso lo que nos traería el más grande de los problemas en el futuro.

[...]

—¿Tenías que elegir justamente ese? —Me quejé — ¡Era el más corto de la tienda!

Al final terminamos yendo de compras, no entendía por qué, ya que en casa tenía más de la mitad de su armario lleno de vestidos, la verdad odiaba los centros comerciales pero si ella decía que fuésemos al infierno la acompañaría.

—No es el más corto — rodó los ojos — Literalmente solo tiene un pequeño escote y me da hasta las rodillas- volteó a verme asustada— ¿Cuál es el problema?¿A tu madre no le gustará?

The mouse and the cat.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora