¡Capítulo sorpresa!
Espero les guste ;).
—Con permiso, por favor —murmuro por lo bajo a una pareja que está frente mío y no me deja pasar—. Gracias. — les sonrío entre apenada por molestarlos y agradecida por dejarme pasar y vuelvo a reanudar mi camino a toda velocidad hacía las escaleras eléctricas.
El día de ayer, aunque bueno técnicamente es hoy porque fue en la mañana, abandoné California alrededor de las 5:30 am y fui llegando al aeropuerto de New York 11:25 am, pero en lo que bajé del avión y espere mi maleta, se hicieron las 12.
Mientras bajo las escaleras eléctricas con mi maleta fuertemente sostenida, no puedo dejar de pensar en lo nerviosa y emocionada por estar aquí. Lo más lejos que he llegado ha sido a Los Ángeles y eso porque está a la vuelta de la esquina de Malibú, pero fuera de eso jamás me he alejado tanto de casa.
Llegando al final de las escaleras, me encamino hacía la salida, repasando mentalmente las características que me dijo que tendría la persona que vendría a buscarme: Alto, cabello negro, al rededor de 30 años, traje de gala, gafas de sol y lleva consigo un cartel con mi nombre.
Bien, a darle.
Salgo del aeropuerto caminando a paso firme y con la barbilla levantada, lista para mi nueva misión. Pero justo después de poner un pie fuera del complejo, mi misión se acaba.
El señor, tal y como lo describió mi tía, está justo fuera de la puerta con una cartulina blanca —un tanto grande— en las manos, con el nombre de 'Paris Smith' dibujado en con plumón negro.
Suelto un resoplido.
Bueno, no fue tan emocionante como pensé.
Indignada por no haber tenido un gran reto para encontrar a mi conductor asignado, me acerco a él arrastrando los pies.
Como una niña berrinchuda.
—Hola.
Voltea su cabeza en mi dirección cuando lo saludo e inevitablemente doy dos pasos para atrás, sintiéndome intimidada ante él. Aunque no pueda ver sus ojos por los anteojos oscuros que trae, su porte y el aura fria que emana es lo único que necesita para ponerme a flor de piel.
—Hola.
—Eso ya lo dijiste. —responde con su voz rasposa poniéndome más de nervios.
Trago saliva con dificultad.
—Y-yo soy Paris Smith. La sobrina de Louisa Smith.
Se queda quieto un segundo, mirándome con fijeza, como si estuviera analizando si miento o no. Y luego de un para de segundos más, veo como baja la cartulina y asiente con la cabeza.
—Mucho gusto, señorita Smith. Soy el guardaespaldas Erick y yo seré quien cuide de usted en su estadía en Nueva York.
Asiento con la cabeza diciéndole de esa forma que entendí.
—¿Y mi tía?
—En su boutique —toma mi maleta—. Justo ahora la llevaré con ella.
Me abre la puerta de la camioneta.
—Adelante.
Haciendo caso de sus palabras, me subo a la camioneta y tras cerrar mi puerta, lo escucho abrir la cajuela.
Tomo ese pequeño intermedio para mandarle un rápido mensaje a mi mamá que ya llegué y responderle los mensajes a Abby y a Alex.
—Cinturones.
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Enamorada de una super estrella
Teen FictionParis Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las galaxias y demás. Y así como adora eso, también tiene una gran afición hacia la persona y canciones...