Capítulo 31

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Han pasado apenas un par de horas desde que vi esa noticia y desde ese momento, no ha dejado de doler y las lágrimas no han dejado de caer.

Los únicos cambios que he tenido es que ahora estoy acostada en la cama de mi madre, con ella acariciando mi espalda de arriba a abajo de manera consoladora, y que ahora los sollozos que salen de mis labios son menos ruidosos.

—Es que no se porque fue que lo hizo —digo por lo bajo—. Si todo estaba bien entre nosotros.

Mi madre no responde y continúa acariciando mi espalda.

—Tal vez no fui lo suficiente para él y por eso lo hizo.

Cierro los ojos, sintiendo las lágrimas deslizarse por mi cara hasta caer en la almohada y me hago bolita en mi lugar.

—No, Paris, no digas eso nunca.

—Es la verdad, mamá —mi voz se corta—. Si no, no me hubiera hecho eso.

—El que te haya hecho eso, Paris, no tiene nada que ver contigo, sino con él, porque cada quien es dueño de sus acciones y no puedes sentirte así por algo en lo que tu no influiste, porque aunque él hubiera estado con otra persona, aún así lo hubiera hecho. Así que deja de culparte, no eres la causa de las decisiones que toman las demás personas y deja de pensar que no eres suficiente porque si lo eres, Paris, eres más que suficiente para mi y para el resto del mundo.

Me quedo en silencio, procesando las palabras de mi mamá y aunque una parte de mi sabe que lo que dice es verdad, que yo no influí en las decisiones de Jayden, pero la otra parte se aferra a que yo tuve que ver con su decisión, que yo fui la culpable de que me abandonara.

—Aún lo quiero, mamá. Y mucho. —digo tras unos segundos, en un hilo de voz.

—Lo sé, cielo. Lo sé.

Vuelve a pasar su mano de arriba a abajo por mi espalda y me acurruco más contra ella para seguir sintiendo su tacto y su calor.

Espero que deje de doler pronto...

Siento la vibración de mi teléfono a mi lado, anunciando una llamada y, a duras penas, me obligó a abrir los ojos y a deslizar mi mano para agarrarlo.

—Seguro es Aby. Tal vez quiera saber cómo estoy después de tan encantadora...

Mis palabras se cortan y mi respiración se acelera cuando al darle la vuelta, veo al remitente.

—Es él —mi voz sale más chillona de lo normal—. Es Jayden, mamá.

Me incorporo al momento, con mi madre imitando mi acción, y mantengo mi vista sobre el teléfono.

—No le contestes.

—Tengo que hacerlo. Tal vez, al final de todo, no va a dejarme y esa noticia es falsa. —murmuro sintiendo la ansiedad recorrerme.

—¿De qué hablas, Paris? Esa noticia no es falsa, así que no le contestes. —demanda.

—Mamá, es que no lo entiendes —la miro con frustración—. Si no le contesto va a abandonarme y no quiero que me deje.

—Paris...

No dejo que mi mamá concluya lo que va a decirme, porque vuelvo mi vista hacía mí teléfono y acerco uno de mis dedos temblorosos al botón de contestar.

El movimiento de mi madre tomando el teléfono y arrebatandomelo justo antes de contestar, me toma totalmente desprevenida, por lo que volteo a verla con confusión.

—Mamá, ¿qué haces?

—Te he dicho que no vas a contestarle, Paris.

Un cosquilleo, nada agradable, comienza a recorrerme desde la punta de los dedos de mis pies hasta la cabeza, cuando escucho la llamada finalizar para volver a sonar.

Enamorada de una super estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora