Capítulo 49

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Doy una vuelta sobre mi propio eje, antes de mirarme en el espejo con una enorme sonrisa, llena de orgullo por mi trabajo.

El vestido, como bien lo deduje, me queda unos cuantos centímetros arriba de las rodillas, mis tacones rojos apenas son de unos 4 centímetros de alto, mi cabello lacio cae por mi espalda y mi rostro es cubierto por sombras, rubor, rímel y labial rojo.

Una risa de emoción sale de mis labios al ver el gran look que he logrado yo sola y, no es por nada pero, me veo espectacular.

El timbre de mi casa suena y en seguida se que se trata de Jayden.

—¡Ya voy!

Corro hacia mi cama para tomar mi abrigo beige junto a mi bolsita negra y luego camino a la entrada de mi departamento, con mis manos temblando de nerviosismo.

Mi corazón da un vuelco y una sonrisa aparece en mi cara al ver a Jayden, vestido totalmente de negro, desde los zapatos hasta su camisa, y sus manos sostienen un ramo de flores rojas.

—¿Aquí vive la señorita Paris?

Suelto una risa y me lanzó a sus brazos para dejar un beso que le deja roja la boca.

—Que bonito recibimiento.

Deja otro beso en mis labios, está vez más largo que el anterior y me entrega con cuidado el ramo.

Apenas lo tengo en mis brazos, la felicidad que me inunda es tan grande que, incluso, siento unas enormes ganas de llorar.

—Creo que voy a chillar.

Suelto en un murmuro, parpadeando con rapidez tratando de ahuyentar las lágrimas, mientras miro las preciosas flores que tengo entre mis brazos.

Jayden se ríe.

—¿Por qué vas a llorar, amor?

Llevo mi mirada hacia él.

—Es que sentí muy bonito —vuelvo a mirar mis rosas—. La única vez que me han regalado flores fue en mi cumpleaños... y fue mi mamá.

—Oh, mi Paris —me sonríe con ternura—. Estoy tan enamorado de la sencillez y sensibilidad de tu corazón, Paris.

Las mariposas en mi estómago se agitan.

—Y yo estoy enamorada del gentil y amoroso hombre que eres, Jay.

Veo sus pupilas expandirse y un tembloroso suspiro sale de sus labios.

—Te quiero, rubia.

—Y yo a ti, Jay.

Toma mi cara entre sus manos y se inclina para dejar un beso en mi frente.

—Ven.

Toma mi cintura con su mano derecha, tirando de mi con suavidad hacia enfrente y luego estira su brazo para tomar con su mano libre el pomo de mi puerta y cerrarla.

—Es hora de irnos.

Entrelaza su mano izquierda con la mía y ambos empezamos a caminar hacia el elevador del edificio.

—¿A dónde vas a llevarme?—cuestiono con curiosidad cuando entramos al elevador.

—Ya verás —responde sonriente—. Te va a gustar mucho.

Esas palabras hacen que la emoción que antes sentía, ahora sea mayor.

—Listo, ya llegamos.

Luego de 20 minutos de viaje bajo la luz de la luna, Jayden se estaciona fuera de un enorme edificio.

Enamorada de una super estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora