Capítulo 5

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Mordisqueo mi labio inferior y tamborileo los dedos sobre una de mis piernas, mientras espero pacientemente a que el elevador llegue al piso en donde se estará llevando acabo el evento.

—¿Erick?

—¿Si, señorita Smith?—lo escucho responder al instante detrás mío.

—¿Estarás conmigo todo el evento?

—Esa es la idea, señorita Smith.

—Y...¿Mi tía? ¿Estaré con ella durante el evento?—juego con mis dedos, nerviosa por la respuesta.

Me gustaría convivir más con mi tía, la verdad, pero de alguna manera se que eso no será muy posible y menos hoy, en un evento en donde ella es la protagonista.

—Eso no será posible hasta que concluya la noche, señorita. La señora Smith tiene cosas y gente importante que atender durante el evento.

Cómo lo supuse.

—¿Entonces estaré sola en un evento con gente que no conozco?

—Estará conmigo, señorita.

Suelto un resoplido.

Básicamente eso era como estar sola, porque durante las 24 horas de estadía que llevo aquí, Erick se ha mantenido cuidándome, pero solo eso. Siempre está a tres pasos detrás mí y no me habla más que para lo estrictamente necesario o para responderme cuando yo tengo alguna duda que, por supuesto, no involucre mucho la vida privada de mi tía, si no me ignora.

Así que sí, básicamente eso es como estar sola.

—Bien, entonces vamos a divertirnos los dos. —murmuro.

Cuando las puertas se abren, salgo del elevador con los nervios a flor de piel y apenas he dado unos cuantos pasos dentro de la sala cuando escucho el sonido de un teléfono detrás mío, por lo que me detengo para mirar sobre mi hombro.

—Señorita Smith, debo de dejarla un segundo—dice checando su teléfono—. Ya vuelvo.

Sin esperar a mi respuesta, Erick se marcha a grandes zancadas en dirección a no sé dónde, dejándome con las miradas curiosas de las personas que voltean a verme sin ningún tipo de disimulo.

Sintiéndome un poco intimidada por aquellos ojos sobre mi, doy un pequeño paso hacia atrás.

—Bueno, tal parece que deberé divertirme yo sola.

Suelto un suspiro.

Luego de que Erick me abandono a mi suerte, trate de alejarme lo más que pude de aquellas miradas juzgonas y curiosas, por lo que fui a encerrarme al baño un rato y mientras estuve ahí, hice pipi, desabroché un rato mi ajustado vestido rojo —el cual no me dejaba respirar bien—, aplaste con agua aquellos cabellitos rebeldes que empezaron a salirse de mi coleta alta y acomodé mis pendientes y mi collar.

Sí, todo muy divertido.

Pero por desgracia la diversión acabó, cuando una chica que ya había entrado al baño, volvió a entrar unos 20 minutos después con otra chica y me vio todavía en el baño.

La sonrisa amigable que me había regalado la primera vez que nos topamos, se sustituyó por una mueca de confusión y extrañeza cuando me volvió a ver ahí, por lo que tuve que salir del baño al instante.

Que vergüenza, seguro pensó que tenías algún problema estomacal.

Seguramente.

Así que cuando me salí, me fui a refugiar cerca de una pared.

Enamorada de una super estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora