Capítulo 33

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—¿Es necesario que vaya?

—Si.

—¿Pero por qué?—hago un puchero.

—Porque en dos semanas entramos a la Universidad y nosotras aún no tenemos departamento.

—¡Pero puedes ir tú a escogerlo!

Aby me lanza una mirada cansada.

—Paris...

—Confío en tu buen juicio. ¡Se que elegirás un departamento excelente para las dos y suficientemente cerca del de Bonnie!

—No estoy segura de que vivir cerca de tu ex cuñada sea sano para ti —confiesa con una mueca tras terminar mi oración—. Tal vez deberías hablar con ella y sus padres para decirles que ya no podrás cuidarla. Seguro que te entienden.

—Eso no ocurrirá —digo con firmeza—. Me comprometí a cuidar de Bonnie durante su estadía en Los Ángeles y no pienso dejar que sus sueños de estudiar lejos de casa se arruinen solo porque su hermano y yo ya no somos pareja.

—Bien —suspira y rueda los ojos—. Entonces con más razón vamos, porque a ti te encargaron cuidar a Bonnie, así que deberías ser tú la que elija un departamento.

Me veo con la necesidad de decir nuevamente que no voy a ir pero, tiene razón en lo que dice Aby. Me encargaron a mi a Bonnie, no a mi mejor amiga, así que es mi responsabilidad buscar un departamento cerca, tal y como lo acordamos.

Suspiro.

—Está bien, pero que sepas que no me voy a arreglar, ¿eh?

—Está bien. No tengo problema con eso.

De mala gana, me levanto de la cama y me pongo mis tenis con furia, mostrando lo infeliz que estoy con el hecho de viajar con el corazón destrozado.

—Ya estoy. —digo, cruzando me de brazos.

—Oh. ¿No te vas a poner perfume, desodorante o...?

—No. —la corto.

Me da una mirada divertida.

—Está bien. Entonces vámonos corazón roto.

Sale de mi habitación sin dejar de mirarme con diversión y yo la sigo arrastrando los pies.

—Después de todo si lograste sacarla de su guarida. —habla mi mamá, desde la cocina, cuando nos ve bajar por las escaleras.

Mi mejor amiga asiente con alegría.

—Si, le dije que la convencería.

—Ya lo veo.

Mi mamá se encamina hacia mí y se detiene cuando está a una distancia prudente mía.

—No quiero ir, mamá. —hago un puchero.

—Lo se, Iris, pero ya vas a entrar a estudiar y por mucho que tengas el corazón roto, no puedes dejar a lado tus obligaciones —pasa su mano por mi cabello—. Debes ir a buscar un lugar para vivir durante tu tiempo de Universidad.

Suspiro y asiento con pesadez.

—Esta bien, mami.

Sonríe satisfecha y se inclina a dejar un beso en mi cabeza.

—Cuando regreses, nos vamos a poner a ver documentales del espacio exterior, y esas cosas que te gustan, para disfrutar nuestra última noche juntas antes de que regrese a trabajar, ¿te parece?

Sonrío ante la idea de nosotras viendo documentales acerca de los planetas y del Universo.

—Si.

—Bien —lleva su vista hacía Aby—. Vayan con precaución, Aby.

Enamorada de una super estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora