—¿Dónde estás, Aby?—murmuro mientras estiro mi cuello para buscar a mi mejor amiga entre las personas.
Acabo de llegar a Los Angeles después de tres días de estadía en Nueva York y de un largo viaje en avión.
Luego de que ayer Jayden haya comprado las aerolíneas y cancelado todos los viajes en dirección a California, tal y como dijo la mujer del mostrador, todos los boletos fueron recorridos a un día después a la misma hora a la que ya lo teníamos asignados, así que solo llegué, hice el chequeo y me subí al avión.
Fue una suerte que no nos hayan retenido otra vez, porque mi tía en todo el transcurso hacía el aeropuerto estuvo maldiciendo y dijo, citó palabras: «si hoy vuelven a cancelar el vuelo, voy a asesinar a quien sea que compró las aerolíneas». Obviamente al escuchar esas palabras me puse muy nerviosa porque, aunque no conocía lo suficiente a mi tía como para saber si era capaz de cometer un asesinato, estaba tan enojada que no dudaba que lo hiciera.
Entonces cuando llegué y vi que no había gente retenida, me permití soltar un suspiro de alivio al darme cuenta que entonces no me iba a quedar sin mi cantante favorito.
Que suerte.
Y luego de un abrazo incómodo, pero agradable con mi tía y de una seña de despedida hacía Erick, me marché hacía Los Ángeles, California, lugar donde, por cierto, me recogería Aby, quien se ofreció como chófer para llevarme a mi casa y así dejar que mamá descanse lo suficiente para irse más tarde al hospital.
Grave error.
Ahora me arrepentía de haber aceptado que Aby viniera por mi, porque se me olvidó que ella es una impuntual y llevo más de 20 minutos esperándola aquí; no verla me está poniendo ansiosa.
Suelto un suspiro exasperado y saco mi teléfono nuevamente de la bolsa de mi pants.
Aún no se cómo no se descompuso luego de mi pelea en la fuente con Jayden.
Ni yo.
Tecleo su teléfono una vez más y cuando voy a darle al botón de «llamar», un cuerpo chocando con fuerza contra el mío y unos brazos apretándose en mi cuello me hacen dar un par de pasos hacía atrás.
—¡Paris!—chilla en mi oído, emocionada.
Automáticamente paso mis brazos por la espalda de mi mejor amiga y al igual que ella, me pongo a chillar de felicidad.
Que maduras.
La alegría que recorre en mi cuerpo es infinita, porque verla luego de la sensación de soledad que sentí el día de la gala, tras observar a tanta gente que charlaba y reía mientras que yo estaba sola, hace que se me olvide que llegue a tener ese sentimiento.
Incluso ya hasta estoy olvidando que acaba de llegar 20 minutos tarde por mi.
—Te extrañé, Aby.
—Y yo a ti, Iris.
Se separa luego de unos segundos para mirarme con su radiante sonrisa y sus ojos castaños.
—Ven, vamos —entrelaza mi brazo con el suyo—. Quiero que me lo cuentes todo.
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—¿Y? ¿Por qué no dices nada?
—Dame un segundo, estoy procesando la información. —pide mi mejor amiga sin quitar su vista del frente.
Asiento con la cabeza sin quitar la vista de Aby. Hasta acá puedo oír los engranajes de su cabeza moverse a toda velocidad mientras analiza toda la información que acabo de soltar sobre la gala y de Jayden.
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Enamorada de una super estrella
Teen FictionParis Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las galaxias y demás. Y así como adora eso, también tiene una gran afición hacia la persona y canciones...