Capítulo 42

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Son 5:40 de la mañana, mi alarma aún no ha sonado, pero yo ya estoy despierta, arreglada, y más que nerviosa y emocionada por mi primer día en la Universidad.

Mis manos me tiemblan, la espalda me suda y el corazón me golpea con tanta fuerza que temo que se vaya a salir de mi pecho.

Es un infarto.

Incluso, no he podido desayunar lo que mi mamá, muy amablemente, preparó para Aby y para mí, porque siento que en el momento en el que entre a mi estómago lo voy a vomitar todo.

—¿Ya estás lista? —cuestiona Aby, sentándose enfrente de mi, con un semblante lleno de inquietud.

Asiento jugueteando con mis dedos.

—Que bueno.

—¿Y tú?

—También. —responde y toma su tenedor para empezar a devorar el desayuno.

—Bien, niñas. Nos vamos en 15 minutos —informa mi mamá, adentrándose en el comedor—. No sé cómo esté el tráfico hoy por las clases, así que es mejor salir a tiempo.

Ambas movemos la cabeza en afirmación.

Mi mamá clava sus ojos en mí y frunce el ceño ligeramente.

—¿Por qué no has desayunado? ¿No te gustó?

—Si, solo que estoy un poco nerviosa y no tengo mucho apetito.

Hace una mueca.

—Al menos come un poco para que no te vayas con el estómago vacío.

Suspiro.

—Está bien.

Comienzo a llevarme a la boca mi desayuno, con pedacitos pequeños, temiendo en vomitarme.

—¿Ya le mandaste un mensaje a tu mamá, Aby?

Mi mejor amiga asiente de inmediato.

—Si —se vuelve hacía a mi—. Nos desea un bonito inicio de clases.

Sonrío ante su comentario y muevo la cabeza en agradecimiento.

—Y, también me dijo, que ya está lista para venir el siguiente Lunes.

—Perfecto.

Oh, es verdad. Mi mamá solo estará está semana con nosotras para cuidarnos y luego, la siguiente semana, viene la mamá de Aby a cuidarnos. Todo esto será solo por dos semanas, en lo que nos adaptamos a nuestra nueva vida, luego de esas dos semanas en compañía de un adulto, ambas ya empezaremos a vivir solas.

Que miedo.

Lo sé.

El sonido de mi teléfono, anunciando una nueva llamada, me hace salir de mis pensamientos y lo tomo para ver de quién se trata.

Mi cara se pone roja, cual tomate, al ver de quién se trata.

—Alguien acaba de recibir una llamada interesante. —murmura Aby, mirándome con una sonrisita traviesa.

Su gesto solo hace que me sonroje aún más, por lo que apenada, miro hacía otro lado y me levanto de un salto de mi silla.

—Voy por mi mochila. —suelto sin mirar a nadie en específico y camino con velocidad a mi habitación.

—Pero si tú mochila está aquí. —escucho comentar a mi mamá.

Hago caso omiso a las palabras de mi mamá y me encierro en mi habitación.

Una vez en la soledad y silencio de mi cuarto, contesto la llamada y llevo mi celular a mi oreja.

—Hola, rubia bonita.

Enamorada de una super estrellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora