Capítulo dedicado a una de mis lectoras bonitas, Ori.
Te quiero muchísimo mi niña.
Feliz cumpleaños.
Aprieto mis párpados con fuerza unos contra otros, cuando siento el sol golpearme la cara. Trato alzar mi brazo, para así cubrirme de la luz, pero algo sujetándome con fuerza por mis brazos me lo impide.
Entreabro mis ojos, en busca de quién me retiene y mi corazón comienza a bombear con fuerza cuando veo a Jayden, durmiendo bajo de mi, con sus brazos rodeándome contra su pecho.
Sonrío ligeramente y, zafando mis brazos sin despertarlo, llevo mis manos a su pecho impulsando me hacía arriba, tratando de obtener una mejor visibilidad de él mientras los recuerdos de ayer vienen a mi mente.
Luego de que ayer su familia hiciera miles de ovaciones mientras él y yo nos abrazábamos en el patio, ambos entramos a la casa, en donde, después de un rato, entre todos le cantamos las mañanitas a Jayden mientras su pastel, con 21 velas, reposaba frente a él. Y después de devorar el exquisito pastel de zarzamora —una suerte que no haya sido de chocolate, porque no me gusta—, toda la familia, conmigo incluida, nos pusimos a jugar diferentes juegos de mesa hasta que llegaron las 12, momento en que todos los invitados se empezaron a ir, no sin antes darle el último abrazo al cumpleañero.
Jayden, su padre, madre, bisabuela, abuelos, hermana y yo, fuimos los últimos en quedarnos ahí, y cuando Jayden dijo que era hora de llevarme al hotel, su madre prohibió totalmente que saliéramos tan tarde de casa, así que tuvimos que quedarnos ahí.
¿Lo bueno? Iba a dormir bajo el mismo techo de Jayden.
¿Lo malo? Solo habían tres habitaciones. Una para su bisabuela, otra para sus abuelos y la última para mí.
O bueno, así era inicialmente, porque yo no podía permitir que su madre, padre, hermana o Jayden durmieran en el sofá o en el suelo, por lo que les propuse que yo durmiera en el sofá, para que cualquiera de ellos pudiera dormir en su cama.
Luego de bastante charla, aceptaron y su madre termino tomando lo cama, con su ex marido durmiendo en el suelo y su hija descansando en el sofá de esa habitación.
Al principio ella iba a dormir con nosotros acá abajo, pero creo que sus padres dedujeron, por las miradas de Jayden, que queríamos pasar un momento a solas y así fue. Nos dejaron solos.
Su hermana se encargó de bajarme un rato después una pijama de su madre y luego de ponérmela, estuvimos un rato conversando, con las luces apagadas y la tele iluminándonos, hasta que me quedé dormida sobre su hombro. Supongo que quedamos en esta rara posición luego de que él se durmiera o... la verdad es que no encuentro otra razón por la que quedamos así, pero he de decir que no me disgusta nada.
Suspiro y paso mi dedo índice por el contorno de su rostro.
Esto es una completa locura. Hace unos meses era una fan más de Jayden y ahora soy la chica que a él le gusta.
Que suerte tienen algunas.
Muerdo mi labio y reprimo un mini chillido de emoción ante el pensamiento de sus palabras el día de ayer.
«Me gustas.»
Ese simple pensamiento rebobinando, hace que me duela la panza por los golpeteos constantes de las mariposas y me hace temer porque los fuertes latidos de mi corazón despierten a Jayden.
Dejo caer mi mejilla a su pecho, acurrucándome contra él y esbozo una sonrisa cuando siento sus brazos rodearme por la cintura. Cierro los ojos, tratando de volver a conciliar el sueño, pero incluso antes de poder hacerlo el sonido de una alarma empieza a resonar. Más bien, mi alarma.
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Enamorada de una super estrella
Teen FictionParis Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las galaxias y demás. Y así como adora eso, también tiene una gran afición hacia la persona y canciones...