Entendí que si por algo me lo decía, es porque realmente es un sin vergüenza o no hizo nada malo, preferiría no haber escuchado nada. Y vivir en la ignorancia.
— ¿No dirás nada?—Abrió más sus ojos, trate de moverme para no tener sus manos sobre mi cuerpo, pero en mi intento fallido, solo hice que pusiera sus manos más firmemente sobre mi cintura y mejilla.
—No sé, que debería decir Nash. — Intente Sonreír, toda la emoción que había tenido momentos atrás se había ido por el W.C. No sabía qué hacer, no sabía cómo comportarme ahora con él. No tenía ganas de preguntarle que había hecho ayer con ella.
—Puedes preguntarme que hice ayer ___.
—No creo que sea necesario, no quiero saber que hiciste con esa arpía. Ayer no estuviste en todo el día. Solo necesito saber eso.
Su mirada mostraba preocupación, desvié la mirada. Con cuidado quite sus manos con las mías y me metí al baño sin decir nada, necesitaba quitarme este estúpido vestido. Pero yo y mi tan inteligente idea, había olvidado traer ropa conmigo. Tome una bata color rosa claro y me la puse después de sacarme el vestido. Me quite los zapatos, ya no podría ver directamente a los ojos a Nash, pero tampoco era como si me gustara ser alta.
—¿_____?—Dijo cuándo salí del baño sin decirle algo.
— ¿Qué?—Me queje pero más bien había sonado como otra cosa.
—Lo siento.
—No digas eso, haré como si yo no supiera nada. Por favor ya no me digas nada sobre esto.
— ¿Por qué te comportas de esta manera?
—Porque soy una idiota que no le importa que su novio la engañe, porque realmente te quiero.
— ¿Qué dices? Pero yo no...
—Llamare a Jess, no te molestes Nash, todo está bien ¿Si? Ambos estamos bien,
Entendió la señal, asintió y me dedico una sonrisa forzada antes de salir de la habitación, vi la puerta blanca de madera cerrarse frente a mí. Me deje caer sobre la cama que había ordenado un momento atrás.
Vivir con Nash realmente me encantaba, una idea tentadora para cualquiera. Era como una vida perfecta, me levantaba a la hora que quería, claro me tenía que arreglar un poco para que Nash no se asustara al verme recién levantada. Tome el teléfono y marque el número de la casa de Jessica, ojala no fuera un problema llamarla a esta hora por la diferencia de horario.
—Fernando, hola ¿Cómo estás? —Escuche su gruesa voz al otro lado de la línea, bien al menos el seguía despierto. — No es muy tarde allá ¿verdad?
—No _____, nunca es tarde para que la hermanita de mi esposa llame. ¿Paso algo? ¿Estás bien? ¿Ese niño no te hizo nada? ______ dime y tomo un avión para ir y romperle su cara.