Prólogo (Editado)

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Elena

Orlando, Florida...

Hogar...

¿A qué ustedes llaman hogar?

Supongo que al lugar donde se sienten cómodos, felices —sobre todo felices — y donde saben que su familia los espera cada que regresan. Ahora estoy regresando a donde vivo, y definitivamente no le puedo llamar así; hogar.

Me dieron de alta hoy.

Estuve dos meses y medio internada en una clínica para adolescentes con problemas psicológicos. Mis padres no vinieron por mí. Lo normal.

Ya lo sabía. Puedo contar con una mano las veces que han venido a visitarme. Mi madre ha enviado al chofer, sin decir una palabra le doy mi maleta y entro al coche sentándome en el fondo, como siempre lo hago.

~*~

El viaje fue larguísimo. Desde la ventana, veo como va apareciendo la enorme mansión rodeada de árboles. El sol me hace cerrar los ojos un momento; hacía mucho que no veía el sol.

«Ellos deben de estar almorzando a esta hora».

Ni mis padres ni mis tíos están afuera para recibirme, solo mis hermanos. En seguida comienzo a ver borroso y cuando bajo del auto ellos tres se abalanzan sobre mí.

Los extrañé tanto.

Mi hermana menor es la primera en separarse del abrazo. Me mira a los ojos notando mi cambio.

«El tan escandaloso cambio».

—¿Por qué los lentes?

Yo solo le sonreí.

Leo

Queens, New York...

Mamá me encontró justo antes de que lo hiciera la policía. Me lleva a casa prácticamente a empujones, va por todo el camino dándome los mismos sermones de siempre. La gente se detiene a mirarnos con curiosidad; todos se pueden ir a la mierda.

Hoy es mi último día aquí en New York. Nos mudamos mañana a Orlando, Florida. A mi madre le ofrecieron trabajo así, de repente. Hasta ofrecieron una beca de estudios para mí y para mi hermana. Si fuera por mí me quedara aquí solo. Esta casa es el único recuerdo que me queda de mi padre. Mi niñez la pasé aquí y no necesito ir a ningún lugar.

Mi hermana nos espera en la puerta de brazos cruzados. Me mira con decepción, y luego niega con la cabeza. Habla con mi madre...el trabajador social me estaba buscando de nuevo.

«Que molestia con ese hombre».

—¿Por eso te perseguían no es verdad? —a mamá se le quiebra la voz.

Antonia la abraza.

—Solo das problemas —me dice con los ojos llorosos.

Y odiaba eso.

Sé que soy una basura, y no duele, ni siquiera importa cuando personas que no son cercanas te lo gritan en el oído, o te lo dicen tan solo con una mirada o un gesto despectivo. Pero ver a tus únicos familiares que te conocen de toda la vida observándote como si ya no pudieran más, como si ya se hubieran dado por vencidos contigo, eso duele como el infierno.


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Hey!! Hola!! Hello!! xd

He decidido dejar pequeñas notas al final de los capítulos, me pareció cool interactuar un poco :3

Esta historia es la más querida para mí; la empecé en el año 2019 y la termine el año siguiente (tenía 15 años) Y desde ese tiempo para acá ha sido editada muchas veces, y pensé en eliminarla también, pero aquí estamos ;-)

Espero que les guste, que se emocionen (creo que se pondrán un poco sensibles también jiji) Y que se enamoren de Leo XD

De vez en cuando dejaré varias notas con preguntas y datos de la historia.✨

Me encantaría que voten y comenten, es muy importante para mí saber si les está gustando y disfrutan la historia. ✨

Y ahora sin más, disfruten la lectura😉

Navyblue




 

Vulnerables I: GIRASOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora