Cronograma del miedo

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Elena

—¡Elena!

—¿Eh? —reacciono después del grito de tía Theresa.

—Cariño, te hemos estado llamando desde hace diez minutos, estás jugando con la comida ¿no tienes hambre?

—Lo, lo siento. —Pincho una patata con el tenedor y me la llevo a la boca —. ¿Qué decías tía?

— Es Catherine, te quiere decir algo.

Giro la cabeza hacia Cat, me está mirando con el ceño fruncido y las manitas juntas.

—Dime, Cat.

—¿Qué tienes?

—Nada. —Niego.

La verdad la conversación con Jessi no sale de mi cabeza. Ella come en silencio, mientras que yo no tengo apetito. Han sido demasiadas cosas y necesito despejar mi mente con urgencia.

—No creo que sea nada —dice —.Estás jugando con tu comida desde hace minutos, y no has tocado el salmón, es tu favorito.

Miro mi plato, y dice la verdad. El salmón con verduras y patatas es mi plato favorito, pero no hoy. Todo este exceso de información me ha quitado el hambre. Mi padre me pregunta si estoy bien y le respondo porque no me queda más remedio. No quiero hablarle, al menos no por unos días, hasta que no asimile todo, hasta que no asimile que tengo otra hermana y él otra familia.

Supongo que entienden mi silencio como que aún me siento mal por todo lo de Matthew, y espero que siga así porque ahora mismo no tengo deseos de hablar de todo lo que estoy sintiendo. Me duele, pero es el tipo de dolor que me hace querer romper cosas. Y estoy molesta con ambos, con papá y con mamá. Uno por ser un mentiroso y la otra por rendirse demasiado rápido, sobre todo con nosotros; se supone que los hijos son lo principal, y ella nos abandonó.

Vuelve el silencio y estoy al punto de seguir jugando con el tenedor en el plato cuando Chris me jala de una de las mangas de la sudadera sin que nadie se de cuenta. Me mira suplicante, alternando la vista de mi plato hacia mí. Quiere que coma. Le sonrío, inclinando la cabeza hacia un lado por la ternura que me causa mi hermano menor. Los ojos me escuecen al acumularse las lágrimas y le acaricio la mejilla asintiendo, para luego tomar tenedor y  cuchillo y comenzar a comer.

Al llegar el postre mi celular vibra en el bolsillo. Todos me miran, esperando a que no sea una llamada o un mensaje de Matthew y cuando niego ellos parecen volver a respirar.

Es Leo, y al parecer no se dieron cuenta de que cierro los labios para evitar que la sonrisa me delate.

¿Sigue en pie lo de correr mañana?

Claro.

Nos vemos a las siete en el bosque.


¿Dónde?

¿En ese árbol?

Tengo la cara roja, bajo la cabeza para que no se den cuenta.

—Y ahora te estás riendo sola.

«Cat, Cat, Cat, Cat».

Todos me miran otra vez. Mamá mira mi teléfono. Dejo de sonreír, Jessica me da con el pie bajo la mesa y de reojo miro como esconde la sonrisa. Chris frunce el ceño.

—Tony me envió un meme —“aclaro” mirando a Cat y fingiendo total normalidad.

Centro la vista de nuevo en la pantalla.

Vulnerables I: GIRASOLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora