Elena
En efecto, mi padre me espera en la puerta. Tiene los brazos cruzados y el celular en una de sus manos. Pero yo no podía pensar en la mala cara que había puesto en cuanto me vio llegar, sino en lo que yo había hecho antes de llegar corriendo hasta aquí.
Le había besado.
Cerca de los labios.
¿Acaso eso había sonado como a una invitación de que podía besarme cuando quisiera? La verdad no me importaba en lo más mínimo, porque eso era exactamente lo que quería. Estaba feliz de volver a besar esos labios de nuevo, aunque había jurado no volverlo a hacer.
—¿Dónde estabas?
—Te envié un mensaje, creí que ya sabías...
—Sí Elena, pero ya son las ocho treinta, nos tenías preocupados. ¿No viste las llamadas?
—Mi celular se quedó sin batería.
Entramos a la casa y siento aún la mirada de papá encima de mí, como tratando de averiguar donde estaba, pero no podía decirle, a Jessica y a mí nos prohibieron ir ahí. En la sala están todos; mamá, mis tíos, Jessi, los mellizos y Max, este último parece que está en un viaje astral porque no aparta la vista de la pared, ni siquiera se dio cuenta de que papá y yo habíamos entrado.
—¿Dónde estabas? —Mamá se levanta del sofá —. ¿Ya viste la hora que es?
—Lo siento, se me pasó el tiempo.
No estaba mintiendo, sí se nos había pasado el tiempo.
Besándose.
—¿Se te pasó el tiempo? —Asiente con los labios apretados —. Okay, dame tu celular, estás castigada.
Chris se sitúa a mi lado.
—Mamá, solo llegó tarde una vez.
—No comiences a defenderla, Christopher. Tu hermana es menor de edad y esta no es hora de estar en la calle.
—¿Estás segura de que es solo por eso? —pregunto al momento de entregarle mi celular en sus manos —. Estás demasiado molesta como para castigarme por algo en lo que antes no te fijabas tanto.
—Elena —me regaña mi padre —. No le hables así a tu madre, todos aquí estábamos muy preocupados, además, es la primera vez que haces algo como esto.
«No, no es la primera vez».
Al parecer mamá no le había dicho a nadie de la vez que llegué casi a medianoche porque me había escapado con Daniel a una fiesta. Aquello era un milagro.
Mamá asiente dando un paso hacia mí con su característica mirada llena de frialdad.
—Tienes razón, no es solo por eso. —Vuelve a asentir sin dejar de mirarme con esos ojos idénticos a los míos y luego mira a papá —. Tú hija se hizo un tatuaje sin nuestro permiso.
Sabía que esto venía. Frunzo los labios y observo el techo cuando papá me mira sin poder creerlo. Max me mira alarmado, mis tíos no pueden creerlo.
—¿Eso es cierto Elena?
Respondo a la pregunta de mi padre con un asentimiento de cabeza.
—¿Qué pensabas que no me iba a dar cuenta? —Mamá sigue con lo mismo.
Sabía que este momento llegaría algún día, y es justo como imaginé que iba a ser.
Papá también se acerca a mí.
—¿Dónde?
«¿Dónde? ¿Dónde cual? ¿El primero o el segundo?»
—Oigan, no hay nada de malo en eso, yo tengo unos cuantos.
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Vulnerables I: GIRASOL
Teen FictionElena vive en un mundo perfecto a los ojos de otros. Para los otros lo tiene todo, no merece lo que tiene por ser una persona horrible, por hacer que las personas se vayan de su lado. Todos creen en su vida perfecta, pero es solo un espejismo; algo...