Después de aquel verano nada volvió a ser igual.
Fingir no conocer a la persona por la cual tienes demasiados sentimientos puede ser algo doloroso, pero vivir con la ausencia de un ser querido puede doler más.
¿Sabrán volver a la normalidad aún cuan...
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Conrad Fisher
Escucharla mencionar el nombre de otro chico fue como sentir una puñalada en el estómago.
— Lamento interrumpir tu romántico momento.
— Ya había colgado—. Quiso pasar por un lado de mí pero la detuve por el brazo.
— Quiero que tengas una cosa en alto, Sarah. Aunque estemos en la misma casa las cosas entre tú y yo no cambian.
Me miró con sus ojos flameando, sabía que estaba enojada pero yo lo estaba aún más.
— Creeme que no tengo ninguna intención de cruzar palabras contigo a no ser que sea exactamente necesario, descuida.
— Así será mejor para todos.
Ella solamente asintió y afloje el agarre al ver que no tenía intenciones de irse.
— Lamento lo de haya adentro, fue grosero.
— Está bien, iré a recibir a los chicos.
Se fue sin esperar alguna respuesta de mi parte. Me frustraba saber que estábamos en esta situación en la cual no teníamos nada que nos uniera.
Estar lejos de ella por meses había sido difícil e incluso fastidioso por los sentimientos que claramente aún tenía hacia ella, había intentado de todo pero nada funcionaba; la tenía pegada hasta las entrañas.
— Dios te extrañe demasiado—. La voz de Steven se escuchó hasta a fuera.
Entre a la casa viendo cómo se abrazaban de manera efusiva y solamente por un momento deseé haberla abrazado de la misma manera cuando llegó.
— Yo también, aunque verte en tu ceremonia de graduación fue reconfortante. No pude asistir, tenía muchos pendientes en Chicago—. Lo miro apenada.
— Descuida, tu mamá dijo que le habías pedido miles de fotos.
— Así es, también de ti Jeremiah.
Ambos chicos la abrazaron. No había persona en esta casa que no amara la personalidad de Sarah.
— Debería ir a ayudar a Belly con las maletas, la he dejado allá a fuera sola—. Todos soltamos una pequeña risa mientras que a fuera se escuchaban los insultos de la recién nombrada hacia su hermano mayor.
— Iré a desempacar de una vez, así tenemos la tarde libre y empezamos con nuestros planes.
— Buena idea, Sarita. De hecho estaba pensando que podríamos ir a cenar a un nuevo restaurante que abrió cerca de la playa, las vistas son las mejores.
Jeremiah me miró sonriendo esperando alguna reacción o respuesta de mi parte.
— Yo no puedo, lo siento—. Evadí la mirada de Sarah—. Tenía ya una reservación en otro lugar, pero pueden ir ustedes.
