Después de aquel verano nada volvió a ser igual.
Fingir no conocer a la persona por la cual tienes demasiados sentimientos puede ser algo doloroso, pero vivir con la ausencia de un ser querido puede doler más.
¿Sabrán volver a la normalidad aún cuan...
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Sarah
La noche había caído y yo me estaba arreglando para salir nuevamente con los chicos.
Decidí vestirme con una falda corta de color beige y una blusa de manga larga color café, las mangas eran un poco flojas. Me puse una delicada cadenita que Susannah me había regalado en un cumpleaños, y de maquillaje decidí hacerlo algo cargado, aunque respetando los tonos de mi outift, en el pelo me lo deje suelto aunque me hice algunas ondas.
Había tardado un poco pero ya estaba lista, todos estaban allá a abajo.
— Estaba por ir a buscarte, me estaba preocupando que tardarás demasiado, Saraí—. Dijo Steven cuando me vió bajar.
Aunque quise bromear un poco con él mi mirada se centro en Conrad quién había aparecido hasta ahora, después de verlo salir tan alterado de la casa no había vuelto a saber algo de él.
Me preguntaba qué fue lo que lo puso así...
— Ya estoy lista, podemos irnos.
— Nos vamos todos juntos o nos dividimos?
— Todos juntos, a no ser que alguno de ustedes quiera prestarme su auto—. Le contesté a Jeremiah con una pequeña sonrisa.
— Si mal no recuerdo cuando llegaste ayer venías con tu auto, e incluso nos fuimos en él—. Frunció el recién nombrado.
— Se lo preste a Liam.
Miré de reojo como Conrad volteaba los ojos y se daba la vuelta para entrar a la cocina.
— Entonces nos vamos todos juntos, no hay problema—. Casi grito Jeremiah.
— Cada vez me ofendo más, si yo te pidiera el auto me lo prestaría un día entero o quién sabe cuántos más?
— Claro que no, stev.
Iba a volver a contestar hasta que el sonido de unas llaves se escucho.
— Ve en mi auto, tú y belly pueden ir en él.
Me gire sorprendida hacía Conrad quién me extendía sus llaves, la molestia en su cara no había cambiado pero al menos ya estaba menos tenso.
— Jeremiah dijo que nos podíamos ir todos juntos, no creo que sea necesario que—. Me interrumpió.
— Es más por comodidad que otra cosa, está bien si te lo llevas al menos una noche.
Asentí aún dudando mientras tomaba las llaves de su auto, accidentalmente roce su mano y fue cuando volvió a tensar el cuerpo.
— Excelente, entonces Sarah y yo nos vamos en el auto de Conrad y ustedes nos alcanzan allá.
— Alcanzarlas? Vamos a llegar primero que ustedes.
— Lamento decirte, mi querido Steven, que soy aficionada de la fórmula 1 y puedo manejar como ellos si quisiera.
— Ajá, chocaste y tan solo ibas a 30 kilómetros por hora, de buenas que eres aficionada si no ni me imagino como hubiese sido.
