XXII.- fake tears

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Sarah

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Sarah

— Última vez que me convencen de ver estás cosas, en serio los odio.

— Eres una miedosa, Sarah! Apenas vamos en la cuarta y ya pareces perro asustado. Además Chuky ni da miedo—. Steven se burló de mí a lo que le aventé palomitas.

Me levanté indignada, más que nada porque habían estado ignorando mi propuesta de empezar con las pelis románticas.

— Eso! Huye como la cobarde que eres.

— No me hagas odiarte a ti también, Jeremiah. Voy a tomar agua.

Escuché como ambos idiotas empezaban a hacer burlas, pero decidí ignorarlos para no caer en una tonta discusión.

Muy bien, señora madura.

Estaba sirviendo mi vaso de agua fresca hasta que sentí cómo si alguien estuviera observando, gire disimuladamente pero me sorprendí al no ver nada.

Vuelve el muñeco diabólico?

Mis manos temblaban un poco mientras volvía a dejar la jarra en el refrigerador. Apenas había cerrado la puerta cuando sentí que me tomaron de los hombros provocando que, del susto, tirará el vaso que por desgracia era de vidrio.

— Aaaaaaah—. Grite asustada, pero me gire molesta a encarar al idiota que había empezado a reírse—. Conrad!

— Debiste...debiste verte—. Estaba colorado al no poder dejar de ir.

— Te ataco Chuky?—. Steven asomo la cabeza por el marco de la puerta, sonriendo de manera idiota.

— Ambos son unos idiotas, los odio. Y tú levantarás los pedazos de vidrio!

Empuje molesta a Conrad y después a Steven para después subir a mi habitación, ni siquiera el miedo por Chuky me había detenido a encerrarme con mi habitación a oscuras. Hasta que empecé a sentir el ardor en mi pie, fue entonces cuando recordé que había ido a la cocina descalza.

— Mierda!—. Encendí la luz rápido viendo un pequeño vidrio enterrado en mi talon.

Corrí al baño el busca del kit de emergencias pero no había nada, no siquiera alcohol.

— Sarah? Estás bien? Acabo de ver algo de sangre en el piso—. La voz de Taylor se escuchó al otro lado de la puerta.

— Me he enterrado un vidrio en el talón, pero no tengo nada con lo que pueda curarme. Puedes preguntarle a los chicos si hay otro kit de emergencias en la cocina?—. Grite para que pudiera escucharme.

— Vengo rápido!

Saque con cuidado el vidrio, hice una mueca al sentir el ardor profundo. Al sacar el pequeño objeto filoso fue como abrir una llave de sangre, todo el líquido rojo empezó a salir en chorro.

The Story of Us || Conrad FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora