XXV.- sweet nothing

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Conrad

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Conrad

Conté hasta tres antes de fijar mi vista en Liv quién parecía que iba a explotar con su cara roja.

— Es una completa mierda que quieras entrar a mi casa a insultar a quién se te dé la maldita gana, Liv.

— Le dije sus verdades, que ella se quiere hacer la ofendida no es mi culpa.

— Quieres buscar culpables y buscar con quién desquitarte cuando el único problema es entre tú y yo.

— Tú y yo? Si quiera existe eso, Conrad! En todo este maldito tiempo tuve que acostumbrarme a estar siempre a la sombra de ella! Ni siquiera me prestaste la misma atención que le estás prestando a ella en una semana! Crees que es bonito sentir eso?

Negué ante lo insistente que era, aunque sabía que tenía gran razón.

— Y crees que eso te da derecho a entrar como si nada y ponerte a gritar como loca?

— Y con quién más quieres que me desquite si la culpable de que estemos así es ella!?

— Ese es tu problema, sabes? Quieres culparla a ella cuando el que lo hace soy yo. Ella ni siquiera ha hecho un maldito intento de acercarse a mí de otra manera, si he estado estos días con ella es porque yo así lo he querido, ni siquiera me pidió que la cuidará.

— Por qué? Por qué sigues insistiendo con ella aún cuando sabes que probablemente jamás vuelva a suceder algo que ni siquiera llegó a empezar—. Maldecí cuando empezó a llorar de verdad.

— No sabes lo que sucedió.

— Claro que lo sé, Conrad, fue la misma maldita charla de motivación. Estuve ahí cuando tú tenías ataques de ansiedad mientras esa maldita perra se acostaba con su novio!

— Liv...

— Liv nada, tienes razón; no sé por qué me desgasto en perder mi tiempo contigo cuando eres tú el que quiere seguir estancado en lo mismo.

— Quise intentarlo contigo, en realidad lo intente, Oliva.

Negó para después darme la espalda por un momento.

— No quería que terminaramos de está manera, desde un principio fui claro contigo.

— Y también me dijiste que por fin estabas listo para intentarlo, y mira como acabamos; contigo detrás de esa idiota—. Volvió a mirarme aunque está vez sí podía notar la rabia inyectada en sus ojos.

— No estoy detrás de ella—. Murmuré molesto.

— Claro que lo estás, idiota. O niega que no volverías a hacerlo?

— Aún después de todo lo que pasó entre nosotros ella sigue siendo parte de mi vida, y lamento informarte que es algo que no ibas a poder cambiar.

— Es que no lo entiendes? Ni siquiera quería intentarlo porque aún después de eso sabía lo importante que era para ti, pero esperaba que al menos pudieras ponerme como una prioridad para ti.

The Story of Us || Conrad FisherDonde viven las historias. Descúbrelo ahora