Después de aquel verano nada volvió a ser igual.
Fingir no conocer a la persona por la cual tienes demasiados sentimientos puede ser algo doloroso, pero vivir con la ausencia de un ser querido puede doler más.
¿Sabrán volver a la normalidad aún cuan...
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Sarah
El día en que Liam volvía a Cousins había llegado; movía mi pierna de arriba a bajo gracias a los nervios que sentía en ese momento.
Mi estómago se contrajo cuando lo ví aparecer entre la multitud de gente; su sonrisa animada por un momento me hizo sentir mal al saber que probablemente no la volvería a ver.
— Cariño!—. Se acercó a paso apresurado, dejando la maleta a un lado para abrazarme.
— Llegué justo a tiempo, me retrasé un poco haciendo una reservación en una cafetería.
Se separó del abrazo, iba a dejar un beso en mis labios pero por intuición moví el rostro causando que besara mi mejilla.
— Entonces es urgente lo de hablar?—. Frunció el ceño sin borrar su sonrisa—. Al menos es importante para que reserves lugar en una cafetería.
Sonreí sin que llegara mis ojos.
— Vamos, quieres que te ayude con tu maleta?
Rió negando.
— Yo puedo con ella, cariño.
— Bien, vamos?—. Asintió entrelazando nuestras manos, tuve el impulso de soltarla.
Empezamos a caminar hacia a fuera mientras él me platicaba de sus días en casa de su familia, al parecer el accidente de su hermana había sido mucho menos grave de lo que él había pensado.
Ya en el auto ambos nos quedamos en silencio; yo porque sabía lo que se aproximaba y él porque tal vez porque notaba tenso el ambiente.
No tardamos mucho en llegar a la cafetería; tal como esperaba no había mucha gente por lo cual podríamos hablar con más calma.
— Es lindo—. Comento viendo el lugar.
Asentí esperando al mesero, no podía si quiera mirarlo a los ojos debido a la culpa que estaba sintiendo ahora.
— Sarah...
— Mhm?
— Qué sucede? He estado esperando que digas algo en el camino pero no haz mencionado palabra alguna, estás bien?
— Ajá.
— Cariño, mírame—. Hice caso omiso a su petición—. Sarah, está bien, puedes contarme lo que sea que tengas por.
— Están listos para ordenar?—. Lo interrumpió el mesero, cosa que agradecí porque si no me pondría a llorar ahí mismo.
— Dos chocolates calientes y dos rebanadas de pastel estaría bien, de preferencia que sean ambas de vainilla—. El joven anoto la orden que Liam le estaba dictando.
— En un momento está listo—. Informo antes de irse.
Volvimos a quedar en silencio, tal vez se había dado por vencido.