Después de aquel verano nada volvió a ser igual.
Fingir no conocer a la persona por la cual tienes demasiados sentimientos puede ser algo doloroso, pero vivir con la ausencia de un ser querido puede doler más.
¿Sabrán volver a la normalidad aún cuan...
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Sarah
Cuando por fin decidimos bajar ya había oscurecido y justo los chicos acababan de llegar a casa.
— Ustedes dos, traman algo—. Steven nos miro entrecerrando los ojos ante nuestras sonrisas.
— Ni siquiera empieces, estábamos pensando en qué cenar.
— Sarah tiene razón, muero de hambre—. Me miró con una sonrisa complice a lo que guiñe el ojo.
— Y ya tienen algo pensado? También muero de hambre, creo que podría comerme el brazo de Steven—. Dijo el menos de los Fisher agarrando el brazo de Steven quién se soltó rápidamente.
— Cada vez te vuelves más raro, jeremiah.
— Hablo el mas normal de la casa, no lo recordaba—. Taylor paso por en medio de ambos chicos que habían empezado a discutir, para después sentarse en el sillón.
— Podemos hacer algo de cenar, bueno si quieren—. Sugirió Belly.
— La última vez que estuvimos todos en una cocina nuestras mamás tuvieron que remodelar la cocina—. Recordé riendo.
— Solamente es una opción, además está vez lo haríamos más organizado y sin Steven o Jeremiah en la cocina.
Asentí gustosa con la idea, sería otra manera de pasar tiempo juntos.
— Bien, entonces hay que dividirnos el trabajo; unos van al súper por las cosas, otros buscan la receta y otros hacen el trabajo difícil.
— Creo que el más fácil de todo esto es buscar la receta, además los dos que hagan eso pueden ir también por las comprar para que les ayuden—. Sugirió Conrad.
— Okay, entonces todos elijan algo—. Grito Taylor.
— Sarah y yo cocinamos, aquí los esperamos—. Conrad tomo mi brazo y halo de él hasta la cocina.
— Eso es injusto, no quieren salir de la casa—. Replicó el menor de los Fisher.
— Son las reglas, además no confío en ustedes para dejar mi alimentación.
— Y nosotros deberíamos de confiar en ustedes?
— Somos los más maduros, Steven, y además tenemos mejor organización que ustedes además que somos los adultos—. Sonreí con suficiencia.
— Somos de la edad!—. Gritaron Jeremiah y Steven a la vez.
— No les pregunté eso, además ya les dije vayan y no veo que se muevan.
— Te aprovechas de tu nulo poder, Sarah.
— Puedes dejar de quejarte?—. Taylor golpeó a Steven en la cabeza—. Mejor andando, se nos hará más tarde.
Ambos chicos fueron llevados a fuera a regañadientes por las chicas quienes se reían de la actitud infantil de ellos.
— Ahora sí, nuevamente tenemos la casa sola—. Murmuró Conrad posando sus manos en mi cintura para atraerme a él.
