29 de agosto de 2012, Montalcino, 20:51 horas
Por fin la alarma ya estaba instalada correctamente por toda la casa y en el terreno colindante que oficialmente era propiedad de mi familia. Cuando el técnico aseguró que su labor había terminado, no pude evitar pensar en lo sucedido un par de noches atrás. Si todo iba bien, ahora que la casa estaba videovigilada por los cuatro costados, no tendría que volver a pasar otro mal trago como aquel. Y eso me daba tranquilidad. Pero la mejor parte para mí vino cuando el técnico me enseñó como podía utilizar una sencilla aplicación en mi móvil con la que poder controlar cómodamente todas y cada una de las cámaras y ver en tiempo real lo que estaban grabando. Fue entonces cuando pude notar como un remanso de paz y quietud me abrazaba cálidamente.
Violetta acababa de marcharse después de una buena charla y un par de copas de vino en el jardín de la casa mientras esperábamos a que el técnico hiciera su trabajo. Matteo ya me había llamado por teléfono para preguntarme qué quería para cenar y si tardaba mucho más tiempo en volver, seguramente se me quedaría fría la cena. Ahora que vivía con Matteo, no pisaba mi casa para nada y hoy, que ya me encontraba allí, me apetecía quedarme un rato más debido a la nostalgia que me invadía siempre que me encontraba entre aquellas paredes de piedra con tantos años de historia.
Fui al cuarto de mi padre. Lo echaba muchísimo de menos y entre las cuatro paredes de su habitación me sentía más cerca de él que nunca. Por primera vez me había atrevido a abrir los cajones de su cómoda. Aunque me costara admitirlo, más pronto que tarde debería terminar de recoger todas sus cosas y decidir qué hacer con ellas, pero todavía no estaba preparada para dar ese paso.
Nerviosa, abrí el primer cajón de una de las mesillas de noche que acompañaban a la cama. Notaba como las lágrimas empezaban a humedecer mis ojos. Lo que primero llamó mi atención fue una foto antigua en la que aparecíamos mi hermana y yo de pequeñas sentadas en la arena de la playa junto con mi madre en uno de nuestros muchos veranos en Nápoles. Debajo de esa foto, otra en la que aparecía una mujer joven y con una sonrisa radiante descansaba encima de un libro. A mi padre le encantaba leer antes de irse a dormir. Pero aquel libro no llegó a terminarlo nunca. No fui capaz de reconocer a la mujer. Supuse que se trataba de mi madre de joven al poco de empezar a salir con mi padre.
Seguí indagando y encontré un papel escrito a mano, parecido al que había encontrado en el desván. Entonces me di cuenta de que era otra carta que decía los siguiente:
Hola Salvatore:
No sé si te alegrarás de recibir una carta mía, pues llevo sin tener noticias tuyas desde hace más de tres meses. Tengo que confesarte que al principio estaba tremendamente enfadada contigo, pero con el transcurso de las semanas se me fue pasando. Fui capaz de perdonarte. No entiendo por qué lo hiciste, pero lo respeto. Además, tu ausencia me ha permitido darme cuenta de que te necesitaba en mi vida, y ahora más que nunca.
Sé que yo siempre he sido la que ha puesto la cordura y el realismo a nuestra relación. Nunca creí en el amor y mucho menos en las relaciones a distancia, pero lo que pasó los últimos días antes de separarnos hizo que cambiara por completo mis creencias. Me enamoré locamente de ti y a día de hoy sigo igual.
Era consciente que tendríamos que separarnos y que ese día llegaría más pronto que tarde. Por eso nunca quise nada serio contigo. El hecho de que no vinieras a despedirte de mí en el aeropuerto me hizo sentirme engañada, abandonada y sentí que después de todo no te importaba tanto como me decías.
Ahora, te tengo que contar algo muy importante para ambos con lo que nuestras vidas van a dar un vuelco. Me gustaría tenerte a mi lado pues el miedo se ha apoderado de mí. No pretendo alargarlo más, así que quiero que sepas que nuestro amor ha dado sus frutos y estoy embarazada de algo más de seis semanas. No sé cómo voy a seguir con mi vida, pues no es compatible con la maternidad. Por eso te necesito a mi lado.
ESTÁS LEYENDO
Eterna obsesión [COMPLETADA]
Mystery / Thriller«El pasado no se puede borrar, únicamente se acepta y se supera. Por mucho que lo deseemos, tampoco desaparece, solo le gusta esconderse en nuestros recuerdos». Una chica con una grave crisis existencial, un amor verdadero pero complicado, un pasado...