6 de diciembre de 2012, Montalcino, 09:42 horas
Llevaba despierta y rumiando los últimos acontecimientos de mi vida mientras miraba fijamente el techo de mi habitación desde hacía algo más de una hora. Inmóvil como una estatua de porcelana no me había atrevido a perturbar el sueño profundo en el que Leonardo parecía estar sumido. Después de todo lo que estaba haciendo por mí últimamente, lo menos que se merecía era un buen descanso.
—Buenos días, cariño —dijo al cabo de un rato después de darse la vuelta hacia mí con el pelo enmarañado y sonriente. Estaba guapo incluso recién levantado.
—Buenos días —saludé riéndome y le di un beso—. Me voy a la ducha —añadí ahora que sabía que ya no estaba dormido.
No me había dado tiempo siquiera a calzarme las zapatillas de andar por casa cuando mi móvil sonó. Era la inspectora. Contesté angustiada sentada en el borde de la cama y con Leonardo a mi espalda.
—Natalia. Hemos encontrado una cabaña en medio del bosque que está situado cerca del pueblo —afirmó—. Por fuera, aparentemente parece abandonada y en muy malas condiciones, pero al entrar hemos hallado indicios de que alguien ha estado viviendo allí hace poco tiempo. Podría tratarse de un mendigo o algo así... pero también hemos encontrado un gran equipo informático con varios monitores. Creo que tenemos algo importante.
—¡Por fin tenemos avances! —exclamé mientras me daba un abrazo fugaz con Leonardo fruto de la emoción.
—Bueno, todavía es demasiado pronto para sacar conclusiones precipitadas. Tenemos que ser cautos. Vamos a continuar con la inspección del lugar y espero que en un par de horas como mucho pueda volver a llamarte con más noticias sobre lo que encontremos. Creo que estamos cerca Natalia.
Pero la espera después de aquella noticia me mataba. Por un lado, deseaba que en aquella cabaña hubiera estado Alessia y que pudiera haber alguna pista crucial para poder encontrarla cuanto antes. Por otro, el hecho de que eso se confirmara podía significar que algo malo pudiera haberle ocurrido y eso me tenía inquieta.
Cuando le conté por teléfono las nuevas noticias a Lorenzo sus palabras exactas habían sido muy claras: «Veniros con nosotros a casa. Quiero estar presente cuando te llame la inspectora Esposito. Además, la incertidumbre en compañía es más llevadera».
Con el móvil en la mano, impaciente por que sonara en cualquier momento y acompañada de Leonardo, me encaminé hacia su casa. Me sentía tremendamente afortunada de tenerlos a todos a mi lado en un momento así. Cuando llegamos, Sofía nos abrió la puerta y Lorenzo, Marco y quien creía que era mi exmarido estaban sentados en la sala de estar.
—¿Qué hace Enzo aquí? —pregunté sorprendida. Lo menos que me apetecía en aquel momento era compartir la misma habitación con aquella persona que tanto daño me había hecho en el pasado. «¿Pero y si no es él, Natalia? ¿Y si tan solo se trata de un pobre hombre amnésico? No. He visto esa mancha, es la misma».
—Hemos decidido que le acogeremos en nuestra casa hasta que se mejore o la policía encuentre algún familiar o amigo que se pueda hacer cargo de él. Mientras tanto, tenemos habitaciones de sobra —explicó Lorenzo sonriente.
Entonces me di cuenta de que nadie sabía de mis sospechas acerca de aquel hombre, a excepción de Leonardo. Tenía que reprimir mi repulsión hacia él delante del resto de personas y comportarme como una vecina más.
—¿Qué tal Enzo? ¿Te acuerdas de mí? —dije acercándome a él y sacando mi mejor sonrisa.
—Sí, es la doctora que me atendió.
—¿Cómo va esa pierna? —pregunté intentando ser amable.
—Algo dolorida todavía —aseguró.
—Bueno eso es más que normal después del golpe que te diste. Me pasaré dentro de unos días a ver cómo va todo, pero veo que ahora estás muy bien acompañado y atendido.
ESTÁS LEYENDO
Eterna obsesión [COMPLETADA]
Mystery / Thriller«El pasado no se puede borrar, únicamente se acepta y se supera. Por mucho que lo deseemos, tampoco desaparece, solo le gusta esconderse en nuestros recuerdos». Una chica con una grave crisis existencial, un amor verdadero pero complicado, un pasado...