14 de septiembre de 2013, Montalcino
Siento que floto en una nube gigante. Que todo fluye. Por suerte, después de mucho tiempo, vuelvo a sentir que tengo los mandos de mi propia vida. Una vida que ha cambiado en los últimos meses, ¡claro que lo ha hecho! Pero los cambios a veces también nos traen cosas buenas, aunque al principio nos den un miedo atroz.
Emma se ha convertido en mi única prioridad últimamente y en la luz que me guía en cada instante. La excedencia por maternidad me permite poder disfrutar de ella a tiempo completo. Aunque, si te soy sincera, me apetece volver ya al centro de salud y sentirme de nuevo una mujer útil más allá de mi papel como madre.
Ahora vivimos los tres en la casa familiar junto con mi padre. Él siempre está dispuesto a echarnos una mano con la niña. No se separa de ella ni un minuto y se le cae la baba cada vez que su preciosa nieta le dedica una bonita sonrisa.
Béatrice ha empezado a pasar más tiempo con nosotros. No pudo volver a marcharse como aseguró que haría en un principio. Así que, ahora vive también en la casona, algo que yo ya me esperaba. Como ella misma me dijo hace un par de días: "siento que mis raíces están aquí con vosotros".
Como no podía ser de otra manera, hace unas semanas ella y mi padre nos anunciaron que iban a empezar una relación. Algo que también me esperaba. Yo creo que se equivocan completamente. No van a iniciar una relación. En verdad, van a continuar con la que tenían hace treinta años. A pesar de que sus vidas hayan cambiado, la complicidad es la misma que por entonces porque su llama nunca se apagó.
Mi madre, Mariella, se lo ha tomado mucho mejor de lo que pensaba. Ahora están con los trámites relativos al divorcio impacientes por terminar cuanto antes con la dichosa burocracia de las narices. Dicen que los hijos, por muy mayores que sean, nunca están preparados para la separación de sus progenitores. La verdad es que hacía mucho tiempo que yo no veía a mis padres como una pareja. Además, resulta que ella también estaba viviendo una apasionada aventura con uno de sus compañeros de trabajo.
A mi padre le escoció. Pude verlo en su cara al enterarse de la noticia. Se sintió traicionado, no por la infidelidad en sí, sino por el hecho de que mi madre no hubiera confiado en él lo suficiente como para contárselo en su momento. Al fin de cuentas, habían compartido una vida juntos y tenían una familia en común. Durante años fueron pareja y compañeros de vida. Mi padre no podía olvidarlo tan fácilmente, aunque su corazón ya no sintiera lo mismo. En el fondo, creo que aparentaban normalidad ante la familia y el resto de la gente, pero llevaban mucho tiempo con un pacto entre ellos que les permitía hacer lo que quisieran con sus vidas privadas.
Afortunadamente, pese a que oficialmente ya no son marido y mujer, tienen una muy buena relación después de toda una vida juntos, dos hijas en común y una nieta recién nacida, porque para mí, Mariella siempre va a ser parte de mi vida y de la de mi hija. Eso se lo he dejado muy claro. Ella me ha criado, cuidado y educado de la mejor forma posible. A pesar de que no compartamos la misma sangre, siempre será una madre para mí. En parte, gracias a ella, a día de hoy soy lo que soy y le estoy profundamente agradecida por ello. Quiero que mi hija también crezca con ella, rodeada de sus valores y todas sus enseñanzas para que pueda aprenderlas como hice yo en su momento. Me gustaría que pudiera tenerla como referente en la vida. Sé que mi relación con ella no va a cambiar y tengo pensado seguir haciendo los mismos planes con ella que hasta ahora.
Alessia continúa con su carrera despampanante como abogada. Cada vez lo hace mejor con casos más importantes y complicados. Estoy segura de que llegará muy lejos en su profesión. La echo mucho de menos y me gustaría poder pasar más tiempo a su lado, pero sé que no puede ser. Ella y mi madre vienen muy a menudo a Montalcino a pasar unos días en las innumerables habitaciones que tiene la casona, pero, aun así, ambas tienen su vida en Florencia.
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Eterna obsesión [COMPLETADA]
Mystery / Thriller«El pasado no se puede borrar, únicamente se acepta y se supera. Por mucho que lo deseemos, tampoco desaparece, solo le gusta esconderse en nuestros recuerdos». Una chica con una grave crisis existencial, un amor verdadero pero complicado, un pasado...