[OP] 𝙰𝚏𝚝𝚎𝚛 𝙳𝚊𝚛𝚔

47┊La última noche

—¿Y cómo está ella?, ¿puedo verla?, a ambos —cuestionó Law con demasiado interés, emocionado, a decir verdad.

—Está exhausta sin duda, pero ya puede pasar a verlos —respondió el doctor con una sonrisa.

Law no desaprovechó ese permiso y corriendo se acercó a la puerta, el doctor le indicó donde, y cuando estaba ya enfrente comenzó a sentir nervios, no sabía porque, así que respiró hondo y abrió con lentitud la puerta. Comenzó a entrar casi temiendo, observando poco a poco una escena que lo traería a la vida un sin número de veces, sus ojos se aperlaron al observar a su esposa sujetando a su bebé. Ella lucía toda sudada, sus cabellos estaban alborotados, estaba sumamente cansada, pero su hijo, su hijo eran sus ojos, aquella vida que la mantenía despierta.

—Sh, sh, sh, sh —comenzó a decir Neleb a su bebé para que disminuyera su llanto, afortunadamente estaba funcionando.

Law se acercó lo suficiente para ser notado por Neleb, que lo miraba de pies a cabeza, juzgándolo con la mirada, sentía que merecía una gran explicación de lo que había sucedido con su psicóloga.

—Neleb —exclamó Law mirandola embobado, como un insecto hacia la luz —, ¿es mi hijo?, es-

Mientras el hombre extendía las manos, Neleb le callaba alejando al bebé un poco, con dudas en su corazón, con estrés en su cerebro y con mucho que saber.

—No, aún no verás a tu hijo hasta que se te ocurra darme una buena explicación. Si... no querías estar conmigo y con mi bebé debiste decirnos —arqueó las cejas intentando contener sus lagrimas.

—Neleb... —decía con un tono casi quebrantado, no podía creer como es que su esposa seguía teniendo esa idea errónea de engañarla, pero en parte, Law sabía que era su culpa por no decirle —, claro, déjame explicarte, yo, yo jamás te engañaría —agarró un banco de alado y lo acercó para tomar asiento y verla a los ojos, estaba siendo totalmente sincero —. No miento, hace tres meses conocí a Nico Robin en el hospital, llegó buscando vacante de psicóloga, me aconsejó y decidí contratarla como mi psicóloga personal.

Neleb levantó las cejas y sonrió de forma sarcástica, como si fuesen noticias de las cuales no debía preocuparse cuando realmente eran todo lo contrario.

—Psicóloga personal, me alegro por ti.

—Pero no es lo que piensas, créeme, Robin es una mujer mayor, ella jamás me interesó de una manera sexual, ella solo me ayudaba en problemas de pareja, por nuestro matrimonio y por tu embarazo, yo quería ser un mejor esposo para ti, yo cambié mi forma de ver las cosas por ti, y gracias a las terapias que me otorgaba. Por ello, las veces que tardaba en llegar a casa era por las sesiones, créeme, Robin no me gusta, y puedo decir que es una excelente psicóloga, es demasiado profesional, podrá agradarte —comenzó a rascarse la nuca —, de hecho ahora me comentó que quería conocerte, para otorgarnos sesiones psicológicas juntos, como terapia de pareja, ella sabe todo tipo de temas y problemas psicológicos.

Neleb frunció el ceño intentando creer todo el cuento, y a decir verdad, luego de pensar todo pensó que quizás el hombre tenía razón, que ella era la que estaba exagerando. Al fin de cuentas, ya habían hablado de temas parecidos con anterioridad, los celos y los engaños eran ciertamente cuestionables en gran parte de su noviazgo y matrimonio, cosa, que evidentemente debían trabajar, y Neleb lo reconocía muy bien.

—¿Entonces por qué no me dijiste nada, Law? —cuestionó con un tono más tranquilo pero firme.

El hombre la miró por un momento pero agachó el rostro suspirando con arrepentimiento. —Lo sé, Neleb, es mi culpa, pero... —se sujetó el cuello intentando destensar sus músculos —, no podía, tenía miedo de que te pusieras furiosa, este último mes habías estado teniendo problemas emocionales más seguido, temperamentos insoportables, no sabía que hacer, cuando me di cuenta de que debía decirte ya era demasiado tarde, pensé que iba a ser peor mencionártelo, pensé que... me odiarías.