42┊Enfrentamiento

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Ninguna de las dos reconocía la gravedad del asunto, al menos no como realmente creían tener su propia percepción. Caminaron en dirección recta, siguiendo a Laffitte, el hombre hacía un ruido exasperante al caminar, y movía su bastón de un lado al otro, lo que para Neleb, eso resultaba más que irritante era inquietante. Tashigi yacía a su lado, aunque no lo aparentaba también lucía algo nerviosa.

Después de unos cuantos minutos se adentraron a un edificio peculiar, era el más alto de todos, tenía una infraestructura casi irreal, su magnitud era avasalladora, desde lejos era el edificio que se lograba ver con claridad incluso a grandes kilómetros de la isla. Era igual de tenebroso que la gente que la habitaba, pero una vez adentro era fácil notar que poca luz era la que se encontraba en el interior comparado a la del exterior.

Finalmente, subieron unos edificios, algunas escaleras y atravesaron varios pasillos, hasta por fin llegar a una puerta que sería abierta por Laffitte, al entrar las jóvenes observaron la habitación desde cada ángulo, en el puro interior había una mesa gigantesca, y detrás de esta, un enorme sillón, en el cual estaba sentado nada más y nada menos que Barbanegra; su cara, su enorme barba, sus dientes, esa nariz, todo en él lucía aterrador, esa sonrisa, esa característica sonrisa jamás sería olvidada por las marines.

La puerta fue cerrada de golpe, tanto Neleb como Tashigi dieron un ligero brinquito al escucharla chocar, y volvieron a dirigir su mirada hacia el hombre que era el centro de atención.

—¡Zehaha!, vinieron, así que son ustedes las ratas que la marina envió —exclamó —, háganse a un lado mujeres, más tarde me las follaré a todas —volvió a elevar la voz sonriendo, pero esta vez dirigiendo a las mujeres que tenía a sus costados, eran al rededor de cinco prostitutas que solamente estaban ahí para complacerlo. Al escuchar su petición las mujeres se retiraron, dejando a Teach con sus nuevas invitadas —. Sabía que tarde o temprano vendrían a mi isla, pero no imaginé que enviaran solamente a dos marines, y mejor aún, mujeres ambas —las miró de una manera lasciva, Neleb casi vomitaba, y no era broma —, ¿se puede saber a qué debo su visita?, oh, déjenme adivinar, ¿vienen a arrestarme? —rió como cínico.

—Marshall D. Teach —Neleb comenzó a elevar la voz, demostrando la seguridad que probablemente no tenía —, no venimos a arrestarte, al menos no por ahora. Queremos entrevistarte.

—Aja, que graciosa, ¿son periodistas acaso? —preguntó el hombre de manera irónica.

—Sólo queremos hacerle unas preguntas —agregó Tashigi acomodándose los lentes.

—Así es, según testimonios... es posible que usted esté involucrado en el asesinato de Edward Newgate y Portgas Ace.

Barbanegra mostró unos ojos asombrados, seguido de una sonrisa sociopata y que lo hizo echarse a carcajear, el estruendo de su voz era elevado, los tímpanos de las chicas se vieron afligidos al escuchar a un hombre tan desagradable reír de una manera tan desagradable.

Eso hizo que Neleb se enfureciera más, después de todo, se trataba de su cuñado: de la víctima de la cual el hombre se burlaba.

—No es motivo de gracia, señor, hablamos de un homicidio, un acusación altamente grave a dos víctimas, un delito del cual podría tener condena de más de veinte años.

—¡ZEHAHA!, ¿estas bromeando no?, mi condena sería infinita si me sentenciaran por todos los delitos y homicidios que he provocado, ¿a eso vinieron?, ¿para hacerme reír?, pues lo lograron, muy bien.

—Yo no lo estoy condenando por todos los delitos y asesinatos que ha cometido, esa no fue la tarea que me asignaron —se cruzó de codos mirándolo con un gesto autoritario, superior y despectivo, como si de una realeza se trataba, quería demostrar poder, voto y valentía estando de pie ahí, frente a él —, yo voy a procesarlo por el posible homicidio hacia Edward y Ace, ¿no quiere cooperar?, puede salir exento de este caso —Neleb habló con firmeza, esta vez con seguridad real, estaba jugando con su mente, con sus palabras, y estaba tan consumida por el deseo de la venganza que quería, no, deseaba que en verdad el hombre cayera.

[OP] 𝙰𝚏𝚝𝚎𝚛 𝙳𝚊𝚛𝚔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora