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Me despierto con los impertinentes pitidos de mi despertador y sé que debo de haber roto mi ciclo de sueño porque me noto más cansada de lo habitual.

Apago la alarma del despertador y me fijo en los dígitos de la pantalla. Mierda son las 07:30 AM, debo darme prisa o llegaré tarde. Bostezo mientras retiro la sabana y con pereza camino hasta el armario para sacar unos vaqueros largos de estilo relajado y un top blanco.

Me siento en la silla del escritorio para calzarme con las converse negras y salgo de mi habitación con otro bostezo.


Nada más salir de mi habitación veo volar algo hacia mí, aprieto los ojos, y sin poder evitarlo cae sobre mí un cubo de agua fría.

Empapada, me limpio el agua del rostro y veo a mi hermano Lucas, y su mejor amigo, Adrián, ambos riéndose a carcajadas frente a mí.

Asimilo rápidamente lo ocurrido y camino hacia ellos que tratan de mantener la distancia conmigo.

– Os voy a ... – Llena de rabia levanto el brazo para golpear a cualquiera de los dos, pero se meten corriendo en la habitación de mi hermano cerrando la puerta tras sí. 

Doy una patada a la puerta con la punta de una de mis converse y me separo de ella malhumorada.

Uff, los odio.


Vuelvo a entrar en mi habitación, con los dedos aun temblando de la rabia y la impotencia.

Niñatos, murmuro.

¿Como he podido ser tan tonta? Enciendo el móvil y compruebo aún más irritada, que hoy es sábado.

Busco una toalla limpia en el cuarto de baño y después de desvestirme dejo que el agua caiga sobre mi cabeza para que poco a poco me moje todo el cuerpo.

Pongo un poco de champú en mi mano para frotarlo en mi cuero cabelludo y después repito el mismo ejercicio con el gel por toda mi piel. Cuando ya no queda espuma que retirar, cierro el grifo y me escurro cuidadosamente el pelo para retirar el exceso de agua.

Al salir de la bañera me pongo la toalla alrededor del cuerpo y me desenredo el pelo con mucha atención. Lo tengo muy liso, nunca me lo he cuidado demasiado, y por eso lo llevo un poco encrespado la mayor parte del tiempo, pero casi siempre lo llevo recogido.

Entro en mi habitación buscando algo cómodo para ponerme y bostezo una vez más, ahora mismo no sé qué me molesta más, el agua fría o que me hayan despertado a estas horas un sábado.

Me pongo unos pantalones grises de chándal cortos y un top deportivo de color negro, me apresuro a dejar colgada la ropa mojada que me había puesto para ir a unas clases que hoy no tengo y antes de salir de mi habitación cojo una sudadera gris y el libro que estoy leyendo ahora, uno de Verónica Roth que tenía muchas ganas de leer.

Debería terminar los deberes del instituto que me quedaron ayer por hacer, pero la pereza se apodera de mí y me autoconvenzo de que con el estado de ánimo que tengo, es mejor relajarme primero.

Enciendo la pantalla del móvil para ver las notificaciones, son un par de mensajes del grupo de WhatsApp que tenemos mis padres, mi hermano y yo, en el que nos dicen que el martes ya vuelven y que mientras tanto seamos responsables. Pongo los ojos en blanco al recordar lo responsable que ha sido por parte de Lucas tirarme un cubo de agua por encima, y adelantarme el despertador.

Decididamente, cuando vuelvan mis padres, tendré una charla sobre que Lucas traiga a casa a sus amigos mentalmente inestables.

Lucas es mi hermano mellizo, y no, no nos parecemos en nada. O casi...

Él mide 1.90 y yo mido 1.70, ambos somos de figura delgada y aunque él tenga los músculos mucho más desarrollados yo también tengo buena musculatura por todo el deporte que se ha hecho en mi casa.

Mi piel es más tostada que la suya, como si hubiese ido a la playa hace un par de días y la suya un poco más clara. Nuestro pelo es del mismo negro, sin embargo, el mío es completamente liso mientras que el suyo luce unos perfectos bucles.

Nuestro rostro es redondo, pero de facciones marcadas, sus ojos son color café mientras que los míos son de color caramelo. Sus labios son más gruesos que los míos y su nariz es más grande, justo como la de mi padre y mi tío.

Yo tengo una peca en la mejilla izquierda, junto a la nariz donde termina el moflete y comienzan mis ojeras. Y en cuanto a la personalidad, ambos somos inquietos, observadores y sensibles. Mientras que mi hermano es más extrovertido yo conecto fácilmente con las personas y es difícil que me lleve mal con alguien.

Mil Razones Para Olvidar ( Mil Razones 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora