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Cuando me giro de nuevo hacia mi nuevo acompañante veo que me sonríe. Se acerca a mi para que lo escuche bien y me quedo quieta para escuchar con atención.

– Vas preciosa. –

Esbozo una sonrisa y Raúl me ofrece su mano, le doy la mía y dejo que me haga dar una vuelta, nos mezclamos un poco más entre la gente. Nos soltamos para bailar y estoy pasándolo tan bien que por un momento se me olvida que estoy rodeada de gente que no he visto en mi vida, que mis amigos no saben dónde estoy y que estoy bailando con un chico que solo he visto dos veces, contando esta.

Las canciones van sonando y los minutos van pasando. Hace tiempo que nos acabamos nuestras bebidas y empiezo a tener la boca seca. Me acerco a Raúl que deja de bailar y se agacha un poco para acercarse más a mí.

– Quieres otra bebida? – Pero no me vuelvo a apartar, me quedo con la barbilla por encima de su hombro respirando cerca de su cuello, huele a jugo de naranja y a agua salada.

Se gira un poco para mirarme a los ojos deshaciendo el hechizo y me responde.

– Vamos a la vip? –

– Vamos. –

Nos separamos y él me deja ir primero ayudándome a hacer hueco para pasar, como si fuese un guardaespaldas. Al llegar a la zona VIP, vemos una zona acordonada con sofás y mesas bajas. Desaparece adentrándose de nuevo entre la multitud y yo busco un sofá que esté sin ocupar. Camino hasta que encuentro lo encuentro y me siento.

Saco el móvil y trato de contactar con Lorena. Escribo un mensaje al grupo actualizando mi ubicación. Me meto en mis redes sociales mientras espero a Raúl. Ni siquiera estoy prestando atención así que decido cerrarla y observo a la gente bailar. No paso demasiado tiempo así hasta que Raúl aparece con otras dos bebidas naranjas y se sienta junto a mí.

– Sabes algo de tus colegas? –

– No. – Digo dándole un pequeño sorbo a la bebida. –

– Te lo estás pasando bien? –

– Si, gracias. –

– Bien. –

– Entonces esta bebida la hace tu amigo? –

– Yo le enseñé todo lo que sabe. –

Mantenemos una charla tranquila por unos minutos hasta que se detiene y me mira con intensidad a los ojos. Mira un segundo al suelo y retoma la conversación con una media sonrisa.

Soy incapaz de apartar mis ojos de los suyos.

– Cristina, no es por meterme donde no me llaman, pero ¿Tienes novio? –

Estoy a punto de atragantarme con la bebida hasta que consigo recobrar la compostura y respondo con una negativa.

– Es difícil de creer, ¿sabes? Tienes unos ojos preciosos y una sonrisa que cautiva. –

Siento que el corazón se me va a salir de pecho y las mejillas se vuelven de color rojo y cruzo los dedos para que no se me note. Se que esa frase requiere de respuesta, pero no se me ocurre ninguna respuesta digna de mención así que solo sonrío.

– Perdón. – Me dice. – No quería incomodarte. –

– No, tranquilo. Es solo que no sé qué responder. Me has dejado sin palabras. –

– Creía que estarías cansada de oírlo. –

– Que va... –

– Sigues sorprendiéndome. –

Entonces mis amigos nos interrumpen. Están enfrente mío, al otro lado de la cuerda y cuando me ven comienzan a subir saltando al altillo en lugar de subir por las escaleras al principio de la pasarela.

El primero en subir es Bruno que luego sujeta la cuerda en alto y ayuda a subir al resto. El segurata al verlo se acerca y al comprobar las pulseras les dejan estar, pero nos indica que no lo volvamos a hacer. Saluda a Raúl y desaparece. Hago las presentaciones pertinentes y dejo que Raúl salude a mis amigos mientras mi hermano me rodea la espalda y me da un beso en la frente, al borde del nacimiento de mi pelo.

Lorena está hablando con Raúl y prefiero no oír lo que dicen porque ha puesto su mirada de loca y eso solo significa que va a averiguar hasta la fecha en la que aprendió a caminar.

– Has estado todo el rato con este? – Dice Adrián mirándome.

– Si. – Le digo cruzándome de brazos. – Es el anfitrión, las pulseras son gracias a él asique relájate y se agradable. – Miro a mi hermano y añado – Controla a tu perro. –

Me aparto de ellos y me uno a Marta y a Álvaro que están bailando una canción de hip-hop inglés.

Nos quedamos así, bailando todos juntos en la Vip hasta que a mi hermano y a Bruno les suena una alarma a la vez.

No hace falta que lo digan, todos sabemos que ya es la hora de volver a casa.

Mil Razones Para Olvidar ( Mil Razones 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora