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Me subo con ayuda de Sam y de Matteo al coche, de dos plazas y azul cielo. Todos los conductores van vestidos con un traje sencillo de color azul y una camisa blanca, con unas gafas de sol estilo ciclista con un toque futurista de espejos reflectantes y azules y un pasamontañas de punto también de color azul marino.

Nuestro conductor ocupa el asiento del conductor y al ser de dos plazas el asiento del copiloto la tenemos que compartir Matteo y yo. Nos subimos al respaldo poniendo los pies en el asiento que está protegido con una tela fina de microfibra para no macharlo.

Sam y Juan, el ayudante de Matteo me ayudan primero a mí a colocarme como nos han movido y luego ayudan a Matteo a colocar su chaqueta larga para que luzca sin arrugas.

Los coches comienzan a ponerse en marcha. Nosotros somos los últimos y comienzo a notar las náuseas y el sudor de mis manos dentro de los guantes. Respiro profundamente y todo lo despacio que puedo despertando la curiosidad de mi nuevo compañero italiano.

– ¿Nerviosa? –

– Es tan obvio? –

È normale – Dice encogiéndose de hombros. – Tu solo mira hacia el frente. Si comienzas a fijarte en le persone será peor. Créeme –

Sonrío ante su frase mitad italiana mitad española y le agradezco el consejo.

Comenzamos a llegar a paso lento hasta la multitud de personas que se encuentra en el techado. Desde lejos observo como van bajando mis compañeros de sus coches, algunos bajan juntos, otros esperan a que pase uno y luego pasa el otro.

Intento detectar a mi familia entre las personas, pero no logro ver ninguna cara conocida. Así mejor.

Facciamolo – Me dice Matteo poniendo la mano en mi espalda para reconfortarme.

Sonrío, pero a voz de Sam en mi cabeza me recuerda que no debo sonreír y enseguida aprieto los labios. Va a ser complicado con el señor de la sonrisa perfecta junto a mí. Se supone que representamos el ying y el yang, por eso el va de blanco y yo de negro y por eso el puede sonreír y yo debo permanecer completamente seria.

Por fin consigo relajar mi rostro y cuando comenzamos a ser visibles para la gente empezamos con nuestra actuación.

Matteo sonríe y mira hacia todas partes de manera simpática y yo miro hacia otra dirección, como si estuviese aburrida de todo lo que veo.

El coche se detiene y primero baja Matteo de un salto haciendo volar teatralmente su chaqueta y sin dejar de sonreír me ofrece su mano para ayudarme a bajar. Cojo su mano lentamente con delicadeza y bajo del deportivo azul todavía más lento. Como si no quisiera bajar a un lugar tan aburrido.

Cuando ya estoy en el suelo, sin soltarme la mano Matteo me hace dar una vuelta sobre mí misma y luego avanzamos juntos.

Los flases me molestan, pero me obligo a no cerrar los ojos y siguiendo el consejo de mi compañero miro hacia delante avanzando por la alfombra. Al final de ella nos espera Inma que nos acompaña hasta los vestuarios y nos informa de que nos quedan exactamente 9 minutos para para cambiarnos.

Matteo me giña el ojo y se va a su vestidor con Juan y yo me quedo en el mío donde Sam ya está preparando los próximos tacones que tengo que llevar.

Mil Razones Para Olvidar ( Mil Razones 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora