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Al día siguiente noto los ojos de Lorena clavados en mi espalda desde que entro por la puerta principal del instituto. Cuando llega la hora del almuerzo y nos sentamos en nuestra mesa de siempre junto con Marta y Lucía y empiezo a hablar ante las demandas de mis mejores amigas, pero ni siquiera sé por dónde empezar.

Me miran con curiosidad mientras cuento todo lo que pasó en la reunión y cuando acabo a todas les parece buena idea y me felicitan por la oportunidad, pero sigo sin sentirme preparada. No tardan en hacer bromas y comentarios como si fuese una super modelo famosa internacionalmente.

– Vale, pero cuando te den premios y seas excesivamente famosa y eso, acuérdate de nosotras - Dice Marta fingiendo que se limpia las lágrimas de una manera muy dramática. Sacándonos a todas unas carcajadas.

– Si, si, muy bien, pero ahora el salseo. – dice Lorena interrumpiendo a las demás. – Hablemos de la natación. – Y me dedica una de sus sonrisas maliciosas.

Y entonces les cuento que Ethan me escribió ayer y que al día siguiente vamos a tener una especie de cita pero que realmente no lo es.

Más tarde hablamos del pelirrojo y me obligan a llamarlo, finalmente cedo y marco su número en el teclado de las llamadas y pongo el 'manos libres', y tras unos tonos se escucha como la llamada se descuelga.

– Hola? –

– Hola, perdón, pero ¿Con quién hablo? – Dice una voz desde la otra línea.

– Soy Cristina. –

– Cristina! Pensé que ya te habrías olvidado de mí. –

– Ahh, disculpa, es que aún no había podido contactarte. – Digo mirando a mis amigas con una sonrisa de circunstancia.

– No te preocupes solo bromeaba, ¿Cómo estás? –

– Yo bien, ¿y tú? –

– Bien gracias por preguntar. – Después de una pausa mis amigas mueven sus manos alentándome a seguir, pero yo les pido silencio con gestos. – Entonces si me llamas es que quieres venir a la fiesta? –

– Ahh, no sé si podré ir al final. –

– Cómo puedo convencerte? –

– No se trata de eso. –

– Bueno, si no te apetece puedo llevarte a hacer surf, tomar un helado, ir al cine ...' –

Noto como mi cara se vuelve roja y mis amigas se tapan la boca para no hacer ruido mientras se ríen.

– Cristina? –

– Sí, sí, estoy aquí disculpa. –

– Perdón si he sido demasiado directo. Es solo que me encantaría volver a verte. –

– Eh bueno, no se... –

– Mañana haces algo? –

– Pues justo mañana tengo una clase de natación. –

– Todo el día? –

– Por la tarde. –

– Quieres ir por la mañana a hacer algo? –

– Tengo... tengo clases. –

– Una chica ocupada. –

Entonces el timbre de la escuela nos interrumpe.

– Lo siento, pero tengo que irme. Te avisaré si al final voy. –

– Vale, tranquila. Por cierto. –

– Sí? – Me muerdo, nerviosa, el labio inferior

– Por casualidad vas al instituto del sur? –

¿Qué tipo de pregunta es esa?

Mil Razones Para Olvidar ( Mil Razones 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora