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Max me recoge con el Rolls-Royce negro de la empresa y me lleva a la mansión que la marca ha alquilado, donde se hará el desfile y la fiesta de después.

Hay todo tipo de invitados, desde modelos hasta diseñadores incluso han confirmado la asistencia economistas y cocineros de alto standing.

Entro a la mansión por primera vez, hay un camino de tierra ancho que te conduce hasta una puerta de gran tamaño y forma rectangular, los barrotes son finos y caen en paralelo y en la parte superior hay unas filigranas que acaban en pequeñas figuras florales.

Dos hombres nos abren las puertas para que entremos con el coche y continuamos por el camino de tierra. A los laterales, justo donde acaba el camino y empieza el jardín hay unos setos verdes, desde ahí hasta el final de la propiedad, donde vuelven a lazarse los muros que envuelven la mansión hay un pequeño césped verde tan cuidado que podría tacharse de artificial.

Al final del camino hay una fuente de piedra sencilla que sirve de rotonda, Max detiene el coche y me ayuda a bajar de él. Me encuentro frente a una escalinata que me lleva hasta la mansión de ladrillos rojizos y tejas grisáceas.

Me encuentro con Inma que ahora ha abandonado su antiguo teléfono de rueda rosa, por un auricular inalámbrico que le cubre toda la oreja y por el que recibe todas sus llamadas.

Me enseña la primera zona de la mansión y me informa de que han cerrado el resto de las zonas de la mansión.

En la entrada, donde nos hemos visto hay una sala grande que servirá de recepción donde sirven bebidas a los invitados mientras esperan a la apertura de puertas.

Hay varias puertas, pero solo una es para los invitados y da a un cuarto de baño que unos trabajadores ya están señalizando. Las otras dos puertas es por donde entra y sale el personal autorizado y que dan a la cocina o a los lavaplatos.

Pasando por un portón que permanecerá cerrado hasta la hora del desfile pasamos a la siguiente sala con forma rectangular y mucho más grande que la anterior. Veo que la plataforma por donde desfilaremos ya está montada y están terminando de colocar las sillas alrededor de esta. Respiro hondo al darme cuenta de que es más larga de lo que se suponía, pero no me da tiempo a quejarme.

Mónica me coje del brazo y me lleva a la zona de vestuarios para que empiece a prepararme con el resto de los modelos. Tras comprobar que todos mis vestidos están preparados por orden y con los respectivos tacones. Y después me manda al equipo de maquillaje y peluquería. Quedan menos de dos horas para que empiece a llegar gente y se nota la tensión en el ambiente.

Mil Razones Para Olvidar ( Mil Razones 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora