– Ya estamos aquí – dice Lucía sonriente. – No te habrás bebido tú todos los cubatas, ¿no? – Bromea alzando una de sus cejas con una mirada inquisitiva.
– Por supuesto que sí. – Digo dramatizando la situación.
– Aquí tenéis tres cubatas bien cargados y uno muy muy suave. El suave es éste. – Me acerca el vaso. – Queréis un chupito? Os invito a uno. –
Marta se adelanta a responder.
– Tiene truco? –
– Qué? No, no, es sólo que me he hecho amigo de vuestra compañera. – dice mientras me señala con la cabeza.
Las cuatro me miran simultáneamente y me sonrojo un poco.
– Entonces vale, ponnos esos chupitos. –
Entre risas y bromas nos bebemos el chupito a la de tres y ellas se ponen a cantar la canción de Taylor Swift que acaban de poner.
Yo dejo el vaso de chupito encima de la barra para dárselo al chico.
– Pensé que no te lo ibas a beber. –
– Sorpresa – Le digo, aunque yo también lo pensaba.
Nos sonreímos de nuevo, creo que él también intenta ver el color de mis ojos por la manera intensa que tiene de observarme. Como si quisiera memorizar cada gesto de mi rostro.
Siento tensión en la barriga y un nudo en la garganta. Como la adrenalina cuando hay una subida lenta en la montaña rusa y sabes que eso significa que te espera una bajada larga, rápida y vertiginosa. Pero entonces sus palabras deshacen el momento meditativo.
– Bueno supongo que ya nos veremos eh... –
– Cristina – le digo.
– Te veré en la fiesta Cristina? –
– Depende... – No pretendía sonar tan intrigante pero no me da tiempo a rectificar la respuesta antes de que él tome la palabra de nuevo.
– De...? – Arruga un poco las cejas y se inclina hacia delante.
– De si nos apetece a mis amigas y a mí. –
Lorena me estira del brazo y yo dejo que me arrastre hacia el resto de mis amigas.
– Nos vemos – y lo miro con una sonrisa por última vez.
Ya no arruga las cejas, pero todavía se lee la curiosidad y la diversión en sus ojos. Me giro y Lorena y yo nos rodeamos mutuamente con el brazo por la cintura y avanzamos juntas hacia el jardín donde Nico y Nora han puesto unas tablas de madera que sirven como pista exterior de baile sin que se estropee el césped.
– A qué venía eso? – Me dice Lorena riéndose.
– No tengo ni idea – digo riendo con ella.
Y decido comprobar una cosa...
Me giro hacia la barra, estamos lejos y la luz es tenue, pero consigo ver que sigue mirándonos... O mirándome...
Me giro de nuevo y hasta que no estoy de espaldas no dejo de disimular la sonrisa. Una vez llegamos a la pista de madera, la adrenalina y el chupito se mezclan con la música. Las meto con sigilo al interior de la pista, por dos motivos de criterio personal.
El primero, creo que el chico sigue mirando y me da algo de corte.
El segundo, que me gusta sentir cuando la gente vive la música a su rollo y todos los cuerpos se mueven a su propio ritmo, pero van a juego con la canción. Cada uno con su forma de ser, pero mezclándose con el resto de gente.
Me tomo un segundo para ver a mis amigas, todas con los ojos brillantes de felicidad y una sonrisa en sus rostros. Luego miro a mi alrededor y veo como la gente baila cada una para sí mismo, también, con una sonrisa en la cara.
Hasta que Lorena me coge la mano y me da una vuelta. Bailamos juntas hasta que nos duelen los pies.
La música es buena. Mezclan pop en español e inglés con alguna canción de reguetón y algún que otro tema de House.
Cuando salimos de las tablas de madera ya no estamos protegidas del frío por los cuerpos de las personas que nos rodean. Y pasamos frío hasta que llegamos a la casa.
Han puesto una fuente de agua, como las que ponen las salas de espera del dentista. Cogemos cuatro vasos y nos los rellenamos de agua fresca.
Nos sentamos en unos sofás de plástico hinchados de aire. No parecen fiables hasta que nos sentamos. Me miro los pies. Me duelen, pero voy mejor de lo que me había imaginado.
Entran por la puerta uno detrás de otro; Álvaro, Lucas, Adrián y Samuel, acompañados de algunos del equipo de básquet que solo conozco de vista.
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Mil Razones Para Olvidar ( Mil Razones 1)
RomanceCristina lleva una vida normal y tranquila, pero unas fotos lo cambiarán todo... Tendrá que aprender a gestionar su nuevo estilo de vida mientras trata de decidir qué pasos dar para acercarse al futuro que ella quiere mientras navega en un mar de...