| 17 |

14 2 0
                                    

Mientras preparo una crema de verduras con un robot de cocina se enciende la pantalla del móvil, una llamada de mi madre. Deslizo el dedo por la pantalla de derecha a izquierda para descolgar la llamada.

– Dime. –

– Qué plan tenéis hoy? Hemos salido hoy pronto de casa por una urgencia de tu padre en la oficina. –

– Sí, he leído la nota que habéis dejado en la nevera. Pues acabo de salir de la ducha y ahora estaba haciendo la comida. Después de comer terminaré los deberes y luego he quedado con Lorena para arreglarnos. –

– ¿Al final vais a la ibicenca? Ahora luego llamo a tu hermano, pero creo que me dijo que ibais juntos, ¿no? –

– Sí, sí, vamos los de siempre; Lorena, Lucía, Marta, Bruno, Adrián, Álvaro, Lucas y yo. –

– Muy bien cariño, ya me mandaras fotos. –

Me despido de mi madre y cuelgo. Como le he dicho, después de comer con mi hermano y de recoger la cocina juntos me voy a mi habitación para terminar los deberes que tengo acumulados de esa semana de varias asignaturas y luego me preparo las cosas para ir a casa de Lorena.

Una vez juntas, comenzamos a cambiarnos. Yo me pongo un vestido ibicenco precioso, lencero y de estilo bohemio con delicados bordados de estilos naturales, con detalles de flores y hojas. Con corte de tipo línea A que te permitiría hacerte una ligera idea de mi silueta pero que principalmente cae sobre mi cuerpo respetando mi figura y dándome margen de movilidad. La zona del pecho es de diseño triangular con el cuello en v y espalda semiabierto. Es un vestido sencillo con un precioso bordado desenfadado en blanco por toda la tela que me llega hasta los pies.

Lo he combinado con unas converse de tela blanca y con un bolso de asa corta y de forma semilunar, por supuesto, blanco también.

Lorena lleva un vestido corto, por encima de las rodillas y de tirantes sencillos. Es completamente liso y hace que el color de su piel morena resalte a la vista. Se ha recogido el pelo con dos mechones por detrás con un pequeño lazo blanco para dejar a la vista su maquillaje, consciente de que esta tarde su punto fuerte es el color de su piel y la intensidad de su mirada. Ella ha optado por unas sandalias de alpargata de color beige que dejan a la vista su pedicura perfecta de esmalte blanco a juego con su manicura.

– Crees que debería ponerme este o este? – Me dice Lorena mostrándome dos pulseras para el tobillo.

La primera opción es de tira trenzada decorada con pequeños cascabeles y la segunda es una pulsera de cuentas de colores blancos y dorados.

– La segunda. – Le digo yo sin dudarlo.

– Perfecto – Dice poniéndose la segunda opción en el tobillo derecho. – Ahora ya estoy lista.

Ambas nos hemos hecho un maquillaje bastante natural, pero con un lápiz de ojos de color blanco para la ocasión. Nos hemos puesto de acuerdo con Lucía y Marta, que también llevarán el mismo estilo de maquillaje.

Bajamos las escaleras para despedirnos de sus padres y antes de subirnos al Mercedes de su padre, la madre de Lorena nos hace una foto.

– Se la mando ahora mismo a tu madre. Vais preciosas – Me dice la madre de Lorena.

Yo sonrío y le doy las gracias. tras despedirnos me subo al coche detrás de Lorena. El señor Ramírez, el chofer de su padre pasa por casa de Marta y luego de Lucía para llevarnos a la playa.

Marta lleva un top blanco ceñido y sin tirantes que le queda por encima del ombligo y una falda hippie blanca también de tiro bajo. Se ha recogido el pelo con una trenza desenfadada y baja de la que se le escapan unos mechones que le enmarcan el rostro. Calza unas deportivas casual de la marca Adidas de color blanco y con las rayas de color caramelo y un bolso estilo boho de tela arrugada de color beige un poco oscuro.

Lucía lleva un minivestido con dos tirantes que rodean su cuello y con falda estilo plisada con un corte por la mitad del muslo dejando ver sus largas piernas, lo ha conjuntado con un bolso estilo flap de color chocolate y unas manoletinas estilo flats de color blanco y un lacito rosa en el borde de delante.

Ambas llevan el pelo suelto y el maquillaje que habíamos acordado.

Durante el camino hablamos de todo un poco y aunque me esfuerzo por permanecer relajada lo cierto es que tengo la sensación de que mil hormigas están celebrando una carrera por mi estómago.

Cuando el coche se detiene nos bajamos las cuatro y nos quedamos esperando en la esquina hasta que llegan los chicos mientras observamos como en la calle de enfrente hay gente que ya empieza a hacer cola para entrar a la fiesta.

Un coche negro se detiene junto a nosotras y bajan de él Bruno, Álvaro Adrián y mi hermano.

– Luego decís que somos nosotras las que siempre vamos igual... – Dice Marta cruzándose de brazos y arqueando las cejas.

Lucas y Bruno se ríen del comentario de Marta, pero Adrián le arruga la nariz y Álvaro le saca la lengua ya que son ellos dos, los que de normal nos chinchan con ese tipo de comentarios.

Esta vez, son ellos los que parecen casi idénticos. Los cuatro llevan pantalones de algodón finos de colores que bailan entre el blanco y el beige.

Mi hermano lleva una camisa de manga corta abotonada de manera desenfadada, Lucas lleva una camisa del mismo estilo que Lucas, pero con líneas finas y verticales de color beige sobre el blanco, mientras que Bruno y Álvaro llevan una camiseta lisa de color blanco. Los cuatro calzan zapatillas casuales de color blanco impecable como si las acabase de estrenar.

Cruzamos la avenida acompañada ahora de los chicos mientras Álvaro y Marta debaten sobre que sexo es más original a la hora de vestir y conjuntar prendas. El resto os escuchamos divertidos sabiendo que la pelea va a acabar como siempre hace. Cambiando de tema, ya que ninguno de los dos dará su brazo a torcer, aunque sepan que no tienen razón.

Me separo unos metros de mi grupo de amigos para acercarme al chico que está controlando la entrada al recinto.

– Hola, disculpa. ¿La entrada para las personas VIP?

– Más adelante. – Dice tosco señalándome hacia otra puerta sin ni siquiera mirarme.

– Gracias – Digo con tono neutro, pero poniendo los ojos en blanco.

Llamo la atención de mis acompañantes para que me sigan mientras nos acercamos a la puerta que me han indicado.

Junto a la puerta hay dos chicos más con vaqueros y camisa blanca de manga larga.

Nos piden los nombres y mientras uno de ellos comprueba que nuestros nombres están en el listado el otro chico nos coloca una pulsera.

Son unas pulseras de hilo blanco con dos palabras bordadas al centro que rezan 'noche blanca' el chico la coloca en mi muñeca izquierda y me pide que gire la mano para que me la pueda atar. La ata tan fuerte que para quitarla me harían falta unas tijeras.

Mientras espero al resto de mis amigos me retoco el maquillaje de mis labios con un brillo de labios con un tono rosado.

Para terminar de entrar en el recinto bajamos por unas estrechas escaleras de piedra y a medida que avanzamos el sonido de la música se va volviendo más fuerte.

Mil Razones Para Olvidar ( Mil Razones 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora