| 7 |

26 2 0
                                    

Cuando nos ven buscan algunos sillones libres y los mueven para sentarse con nosotras. Más tarde llega Nico acompañado de algunos chicos mayores, de su misma edad, que reconozco del equipo de natación. Sigo mirándolos mientras saludan a los chicos y Lorena me caza.

– Buscas a alguien? – Me dice a la oreja en voz baja.

No me hace falta mirarla para saber la cara que pone. Pero aun así lo hago para poder lanzarle cuchillos con mi mirada. Cuando lo hago ella me responde con una de sus sonrisas traviesas y le brillan los ojos, con esta luz parecen negros y transmiten fuerza y electricidad.

– Bruja – Le digo.

Nos levantamos cuando se acercan a saludarnos a nosotras. Le doy dos besos a Nico y veo como Lorena lo saluda después de mí. No sé cómo lo hace, pero se ponen a hablar mientras el resto de grupo nos saludan también, Nico hace tapón y llega un momento que nos ponemos todos de pie para que también puedan saludar a Lucía y a Marta. Nico saluda rápido a Marta y a Lucía y va con prisas a hablar con un chico vestido de negro.

– Por ahí viene tu chico... – Me dice Lorena en voz baja mientras se sienta y mira hacia el suelo para disimular.

No sé qué hacer, así que saco el móvil con tan la mala suerte que se me cae la servilleta al suelo. La miro y tapo el número que hay escrito y aprovecha la situación para que mientras recupero mi postura inicial miro hacia donde está Ethan, lleva una camisa blanca con unos pantalones cinco bolsillos y calza unas deportivas sorprendentemente blancas.

Abro el bolso y estoy a punto de guardar la servilleta cuando mi hermano me sobresalta.

– Cristina! – Abro los ojos de par en par y miro a mi hermano, intento controlar mis pulsaciones. – Eso es un número? –

– No sé de qué me hablas. – Y cierro el bolso con rapidez para evitar que Lorena meta la mano y saque la servilleta. Miro de reojo y sé que la mayoría de los que estamos sentados juntos me está mirando. Fulmino a mi hermano con la mirada, y sé que Lorena está haciendo lo mismo conmigo.

– Bueno déjala, si la chica triunfa, triunfa. – Dice Nico que ya se había acercado a nosotros. Se sienta y me sonríe.

Miro a Ethan, ¿se sentirá celoso? Ni hablar. Miro a mi hermano, que ahora fulmina a Nico. Le agradezco el comentario, pero solo porque ha desviado la atención de mi a él y ahora los comentarios son sobre si Lucas debería de preocuparse o no por su hermana melliza, tan solo unos minutos más pequeña.

Ethan por fin se acerca, pero saluda primero a Nico y luego al resto, así que, por orden, soy la última. Mientras se acerca a mi veo de reojo que Adrián y Lucas me miran. Cuando Ethan me da dos besos me concentro en no dejar restos de mi brillo de labios en su mejilla.

Huelo su perfume, es fresco y tiene toques cítricos. Me saluda brevemente y ni siquiera le miro a los ojos. Me siento enseguida y sumo centímetros entre nosotros.

– Lorena, me has dicho antes que querías hablar conmigo de un tema. ¿Que era? Estoy intrigado desde entonces. – Y mira a Lorena con una sonrisa ladeada que me recuerda a los videos de cachorros de perritos con orejas grandes que me salen por TikTok.

Me pongo en alerta. ¿Eso Lorena, qué narices le has dicho? y la miro con atención.

– Ah sí. – Sé que sabe que la estoy mirando – Veras, no quiero que te sientas obligado, pero es que cierta chica tímida necesita mejorar su técnica de crol y le he dicho que te pidiera clases, pero se niega a molestarte.

– Ah, ya veo. – Tarda un segundo en volver a hablar. – Y... ¿Se puede saber quién esa chica tímida? –

– C'est ici – Y me señala con la mano abierta y la palma hacia arriba.

Ethan me mira durante un segundo y siento que escanea mi cara con rapidez, como intentando recordar si me ha visto antes y dónde.

– Ah, no creo que hubiese problema. – Le dice a Lorena como si ella fuese mi mánager o algo así.

– ¿Perfecto, te paso su número y le escribes el día que te venga bien? – A estas alturas estoy roja como el vino.

– Me parece genial. – Nos sonríe a ambas y yo bajo la mirada.

Por fin estamos todos sentados y llega Nico con un chico también vestido con camisa negra y unos pantalones a juego, está empujando un carrito.

Por encima se ven vasos y un cubo de hielo. Otra mini barra, la deja a unos metros de nosotros y se acerca a Nico que ya se ha sentado con nosotros. Le da una baraja de cartas y desaparece por la misma puerta por la que ha entrado hace un segundo.

Es un juego de beber, Nico empieza a explicar las normas y el significado de cada una de las cartas y comienza a repartir. El chico de negro reaparece, pero esta vez le acompaña el chico pelirrojo. No me ha visto y yo finjo no haberlo visto tampoco. Lo último que necesito es a mi hermano haciéndome preguntas delante de todo el instituto. Él se pone tras la barra mientras el otro chico le da unas cuantas indicaciones señalando hacia nosotros. Cuando noto su mirada finjo que miro mis cartas con atención.

– Solo falta la bebida! Un par de rondas de chupitos por aquí por favor. – Y todos celebran sus palabras con vítores.

Se acerca con vasos de chupito en una mano y la botella en la otra. Pone la bandeja en el centro de la mesita plegable que ha puesto Nico entre nosotros. Abre la botella y empieza a servir con una mano. En vez de mover la botella hace girar la bandeja. Cuando la para con dos dedos podemos contemplar cómo ha llenado todos los vasos de la misma manera y si derramar una gota. Todos aplaudimos sorprendidos y Nico suelta un par de carcajadas.

– Este chico es increíble. Te invito a uno. –

– Si insiste. – Y de la nada aparecen su mano un vaso chupito y lo llena con la botella a toda distancia que le permiten sus brazos. Y por supuesto, no falla.

– A vuestra salud. – Me mira un segundo y nuestras miradas se cruzan por un breve instante. Nadie se ha dado cuenta, pero yo noto calor en mis mejillas. El pelirrojo bebe el chupito de un trago sin hacer ninguna mueca, y se retira.

Mil Razones Para Olvidar ( Mil Razones 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora