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Me pongo el último traje, el más complicado, se trata de un vestido de corte de sirena de tela gris con bordados y piedras doradas recargado desde el cuello, pero en degradado hasta el borde del vestido que llega hasta el suelo, tiene cuello de barco y las mangas son estrechas hasta la muñeca donde se ensanchan y caen hasta llegar al suelo como una especie de capa.

Va conjuntado con una tiara de finas líneas doradas que me resultan similares a un nudo celta, y con pequeñas piedras brillantes a juego con el vestido.

Nos dirigimos a la salida a la pasarela y espero mi turno oculta tras las cortinas y dejo que Sam termine de preparar el vestido para mi salida con él. Veo a Selena desde lejos y cuando me ve ella a mí me sonríe y me hace un gesto de aprobación.

Faltan tres personas por delante de mi para salir. Sam se agacha y me quita las chanclas deportivas que llevaba y me quedo descalza.

Joder, que frío está el suelo.

Espero mi turno, y cuando el chico que está en la puerta controlando los ritmos de entradas y salidas me da la señal me pongo de puntillas y comienzo a caminar.

Ignoro lo frio que está el suelo y me concentro en caminar como Mónica me ha enseñado. Ahora mismo echo de menos los tacones de quince centímetros.

Aguanto de puntillas hasta que llego a los bastidores de nuevo donde me recibe Sam contento por mí y me abraza despacio para no dañar el vestido.

Cuando entra la última modelo dan la entrada a Selene y detrás de ella volvemos a salir todos los modelos con nuestro último diseño.

Matteo me busca y sale junto a mí, lleva un traje de chaqueta de tela escamada reflectante de colores plateados.

¿Es una broma? ¿Nos han hecho coincidir o es todo casualidad?

Me ruge el estómago y lo único que quiero es quitarme este asfixiante vestido, ponerme mis converse y comer. Aun así, sigo sonriendo y nos ponemos a los lados de Selena para aplaudir con el público.

Después de los aplausos nos retiramos de la pasarela y entramos en la zona de vestuarios donde Sam me espera con los brazos abiertos. Escucho como todas las personas van pasando al comedor, donde me imagino que continuaran las felicitaciones y para Selena algunas sugerencias de negocios.

Respondo al abrazo de Sam y ambos nos felicitamos mutuamente por nuestro trabajo. Me ofrece las chanclas que acepto con mucho alivio y me pone la misma gabardina marrón y nos dirigimos juntos a mi vestidor.

Al llegar veo a mi madre en la puerta con un precioso vestido negro de Vestido largo negro de escote asimétrico con solo una manga larga, con corte A y apertura frontal. Dejando ver su pierna derecha. Sus tacones kitten de color negro con una cartera de mano y de piel del mismo color.

Los ojos le brillan con una mezcla de orgullo y felicidad. Cuando me acerco a ella para abrazarla veo que están un poco húmedos por la emoción, creo que casi está más contenta que yo.

– Solo venía a felicitarte, has estado fantástica. El vestido está dentro, nosotros te esperamos en el salón. –

Me da un beso en la frente antes de irse y Sam y yo entramos en mi vestuario y me ayuda a cambiarme por última vez.

Al fin me deshago del ceñido vestido y lo sustituyo por el magnífico diseño de Roberto Rosco. Una vez cambiada Sam deja pasar a una maquilladora que realiza solo unos retoques en mi rostro y a un peluquero, que me recoge el pelo con un topo bajo trenzado para dar protagonismo al vestido y a las joyas que me pongo por primera vez y ya estoy preparada para salir.

Sam me devuelve el móvil y mientras lo enciendo de nuevo caminamos juntos hasta el pasillo donde otras modelos ya están esperando a salir al pasillo donde la prensa les espera.

Antes de irse le hago una última petición a mi compañero.

– Acuérdate de guardarme algún aperitivo. – Y siento como mi estómago tiembla ante la simple mención de comida.

Reviso las notificaciones, la mayoría son menciones en redes y mensajes de felicitaciones.

Impossibile, assolutamente no. – Me giro y veo a Matteo con una camisa de telas cruzadas en el torso formando un tipo de escote en V que le dejan parcialmente el pecho al aire, de mangas anchas pero ajustado de hombros. El diseño se ciñe perfectamente a su cuerpo musculado y lo combina con unos pantalones plisados de tela recta. Todo de color granate.

No me puedo creer que hayamos coincidido de nuevo, y esta vez sin la influencia de nadie.

– Guau, esto no me lo esperaba. – Dice Inma al vernos.

Todavía lleva un portafolios en los brazos.

– Debería de cambiarme? –

– No, no, esto puede ser bueno. Saldréis juntos. –

Tutto è bene quel che finisce bene – Dice Matteo. – Que? –

Ha hablado tan rápido que no he pillado nada.

– Todo está bien si acabamos bien. Hagámoslo. –

Como respuesta asiento con la cabeza y guardo el móvil en mi bolso aterciopelado.

– Me pido posar primero. –

Me rio ante su reacción de niño pequeño y acepto su condición. Entonces da un paso atrás para observarme y cambia radicalmente de actitud. Se acerca de nuevo a mí y me ofrece su brazo.

– Vas preciosa. –

– Eres un zalamero. – Pero sonrió y acepto su brazo. 

Mil Razones Para Olvidar ( Mil Razones 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora