Muérdago

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La felicidad me brotaba por cada poro, llevaba un poco más de un mes de relación con Eddie, oficialmente y el más contento con todo esto era Chris

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La felicidad me brotaba por cada poro, llevaba un poco más de un mes de relación con Eddie, oficialmente y el más contento con todo esto era Chris. A diario cuando no podíamos vernos por sus largos turnos de trabajo intercambiábamos mensajes de texto que solo lograban sacarme suspiros. A mi lado dormido estaba Christopher, que como cada fin de semana estaba a mi cuidado. Habíamos pasado el día decorando la casa para navidad, había luces por todos lados y muñecos de nieve en el jardín, incluso Hades estaba disfrazado como el perro de la película el Grinch con sus orejitas y un traje, se veía adorable.

Me acomode en el sofá para poder trabajar, con la computadora en mis piernas, una taza de café cargado, mis anteojos y un montón de archivos que tenia que completar. Estaba a un par de días de terminar mis clases para unas merecidas vacaciones por un par de semanas, pero aun así debía dejar todo listo para el siguiente semestre o al menos la mayoría de las cosas. Archivos, informes para entregar a mi directora, a los padres, presentar ideas para la recolección de fondos de la escuela, las actividades. No creí que trabajar conllevaba tantas cosas y ya me siento estresada.

— Mh ¿CJ?

— ¿Qué pasa cariño? – Tome la manta para poder cubrirlo más. Hades se acomodó a su lado recargando su cabeza sobre su estómago.

— ¿Te quedarás conmigo para siempre?

— Lo prometo Chris. Estaré junto a ti. – Lleve una mano a su cabello dejando caricias en sus risos. – voy a cuidar de ti y tu padre.

— Te quiero. – Y nuevamente se quedó dormido.

— Yo a ti.

Me quede viendo el árbol de navidad por un momento, Chris se había metido demasiado en mi corazón y ahora el miedo de cometer un error se hacía mucho más grande. No quería lastimarlo, el era un ángel y yo estaba demasiado rota. El y Eddie estaban ayudándome a unir cada uno de los pedazos de mi alma. Revise mi teléfono ante la cantidad de llamadas por parte de mi padre. Han pasado meses desde mi regreso y apenas se dignan a llamar. Con cuidado de no despertar a Chris me levante dejando todas mis cosas sobre la mesa de noche para poder contestar aquella llamada. Abrí la ventana que da al jardín para salir de casa. No quería hablar con ellos, pero si insisten tanto en hablar conmigo debe ser algo importante.

— Creí que no contestarias Cristine...

— Estaba ocupada. Tengo trabajo por si no sabias... ¿Qué quieres?

— Saludar a mi hija menor ¿Qué más?

— Claro... estoy bien, estoy trabajando, no...no he pensado en matarme de nuevo. Tengo novio, que por cierto es un gran hombre y tiene un hijo maravilloso ¿Qué mas quieres saber?

— Cristine... madura por favor.

— Créeme que estoy siendo muy madura... no necesito sermones de tu parte. Ahora si no vas a decirme nada interesante voy a colgar. – Gire la mirada al ver llegar a Eddie, creo que no debí darle una llave. Moví mi mano para saludar a este. – Bien si no tienes nada que decir. Adiós. – Dije sin más para terminar por cortar esa llamada.

On fireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora